Vegetales, naipes y Biblia: lino
Padre Pedrojosé
Ynaraja
Cuesta
creerlo, el lino aparece nombrado en la Biblia 90 veces, la lana 21, la seda 3,
el pelo de camello 1 (vestido de Juan Bautista) y el algodón ninguna. Pese a
ser conocido y usado en Egipto, el algodón no era hilo que se utilizase en
Israel, al menos no aparece mencionado ninguna vez en el Sagrado Libro y los
comentaristas lo corroboran.
El tejido de
lino era el preferido entre las gentes de Israel. Era, y en nuestra cultura
también lo fue, la aristocracia de las fibras. En el terreno litúrgico, hasta
los tiempos post conciliares del Vaticano II, era el único admitido. Recuerdo
con qué ilusión mi madre confeccionó el alba, con antiguos lienzos de esta
fibra, herencia familiar, que estrené al recibir el subdiaconado.
Posteriormente, de la misma materia y también de su mano y aguja, hizo y bordó
los manteles, corporales, purificadores y lavabos, que usaría en mi ministerio
sacerdotal
TEJIDOS Y DIGNIDADES
Ni con
algodón, ni mucho menos con seda artificial (derivados de la celulosa,
generalmente conocidos como rayón o viscosilla) podían antiguamente
confeccionarse los útiles litúrgicos. Y no es que fuesen los tejidos de lino
más agradables al tacto o a la vista, o superiores a la lana, la más común de
las fibras de por aquel entonces. Se trataba de la dignidad que se le otorgaba,
bien merecida por cierto, y del destino religioso que se les daba. En el
antiguo Israel, las vestiduras sacerdotales y las del Sumo Sacerdote, debían
ser de lino. En el evangelio de Mateo (27, 57) se dice que la sábana que adquirió
José de Arimatea era de lino puro, o limpio, o
precioso (el calificativo varía, según versiones, pero siempre supone
excelencia). Sépase que ya regían por aquellos tiempos la norma mercantil de
que la escasez eleva el precio, o de que el precio da cuenta de la calidad del
producto.
LANA
Dicho lo
cual, explico brevemente el motivo de la abundancia de la lana y de su inferior
precio. Abundaban los rebaños de ovejas y cabras, que se destinaban casi
exclusivamente, para proveerse de leche y lana. La carne raramente era
consumida, era cara se reservaba como alimento propio de celebraciones
extraordinarias u objeto de ofrenda en el Templo, especialmente el cordero o el
cabrito pascual.
Lo curioso
del caso es que en la Biblia se menciona en seis ocasiones explícitamente el
pelo de cabra para conseguir tejidos destinados al atuendo personal, que
acostumbra a ser bastante más corto que el de la oveja. Las pieles se
destinaban a ciertas prendas peculiares y otras, especialmente las bovinas para
techumbre de las haimas beduinas, o del tabernáculo
en el periodo del éxodo.
PUEBLO PASTORIL
El pueblo de
Israel por tradición era pastoril, periódicamente se esquilaba al ganado ovino
que proveía con su pelambre a los tejedores, oficio que abundaba por todo el
territorio. A este respecto hay que advertir que en cada casa había un telar
vertical que utilizaba la mujer, a la que le llegaba el género para que, previo
hilado, con huso y rueca, pudiese dedicarse a la confección de las prendas familiares.
Obsérvese la fotografía de uno de estos artilugios. La urdimbre se mantenía
tensa mediante piedras o con piezas de cerámica cocida y agujereada en un
extremo. La lanzadera se cruzaba manualmente y se empujaba hacia arriba con una
especie de peine, y lograr así homogeneidad suficiente. Si el hilo, debido a lo
que después explicaré, no era de perfecto igual calibre todo él, imagínese lo
difícil o imposible que resultaba que el tejido resultante fuera de uniforme
superficie y de la misma flexibilidad en su totalidad. Lo he dicho para que el
lector sepa que túnicas, mantos o velos, nunca se rían de la suavidad y
docilidad que muestran las imágenes que se fabrican en tiempos presentes.
ARTESANÍA DOMÉSTICA
Me he
referido a la labor artesana de la madre de familia, aquella que elogia el
libro de los Proverbios (31,10). Los pañales con los que Santa María envolvió a
su Hijo, no gozarían de la delicadeza de las telas de ahora, ni sus vestiditos
tampoco. Con seguridad nosotros no seríamos capaces de aguantarlos por su
aspereza.
Ahora bien,
lo elaborado en casa, siempre eran piezas de pequeño tamaño. Cuando se trataba
de superficies grandes, o de suma calidad, era operación propia de varones,
tanto porque no cabrían los telares en la mansión, como por el esfuerzo que
exigían. Estoy pensando en el oficio de San Pablo, tejedor asociado a veces,
por ejemplo en Corinto, con Aquila y Priscila, más bien lo que fabricaban era
lona, apta para cubrir los puestos de venta en los mercados o semejantes
menesteres.
LINO MÁS COSTOSO
El
cultivo del lino y su posterior manipulación, era más costoso que el
aprovechamiento de la lana, de aquí que fuera esta segunda, la fibra más
comúnmente usada.
El Santo
Lienzo o Santo Síndone de Turín, es de lino tejido
con una técnica delicada, la lanzadera no cruzaba perpendicular y
alternativamente la urdimbre, aun hoy en día con las modernas maquinarias se
sigue fabricando algunas telas con el mismo acabado. Su delicadeza y proceso de
entramado, es muestra de preciado obsequio al cuerpo que lo envolvió.
NAIPES BÍBLICOS
Interrumpí el
tema de los “naipes bíblicos” porque al no encontrar las fotos que había sacado
hacía tiempo, decidí volver a plantar en mi casa de nuevo semillas de lino. Las
ilustraciones corresponden a esta decisión y la evolución de este vegetal. El
tronco, fino tallo herbáceo ufano, se corona con un penacho de flores azules
que duran poco más de un día, dando paso a una capsula que albergará las
simientes, que además de ser gérmenes de nuevas plantaciones, gozan de
propiedades terapéuticas. Una vez secas las plantas, se extendían en el tejado
para que el sol acabara de deshidratarlas. Se sumergían en agua después para
que la fibra se ablandara y se desprendiese la substancia que habían mantenido
unidos los hilos de celulosa. Vuelta a secar, se sometía a golpes mediante un
mazo encima de un tronco plano que conseguía una especie de manojo, o gran
pincel, que finalmente la carda se encargaba de separar lo que pudieran ser
restos de hojas o fragmentos enredados y entregar el fajo, apto ya para, de
inmediato, con el huso y la rueca obtener hilo continuo.
TEÑIDO
El acabado,
una vez efectuado el tejido, se conseguirá tiñendo la pieza. No pretendo hoy
hablar de este proceso, adelanto que los tintes eran orgánicos. La piel de
granada estaba al alcance de todo hijo de vecino, una glándula de cierto
caracol marino, un murex, proporcionaba el tinte de
color púrpura, pero su precio era elevadísimo, solo al alcance de vestiduras
del Sumo Sacerdote o gente de igual rango. Lo substituía el jugo de un insecto,
una cochinilla, mucho más fácil de conseguir y mucho más barata y aunque su
tonalidad fuera rojiza también se le llamaba púrpura. Pese a que Mateo, Marcos
y Juan digan que a Jesús en casa de Herodes le cubrieron con un manto de
púrpura, mofándose así de Él, se trataría seguramente, de una capa vieja de
algún soldado, de color rojo, como era la norma, establecida, pero conseguida la tonalidad con el segundo
proceso de teñido.
El lino absorbe bien el sudor y pesa poco, su superficie es elegante y hoy en día, para evita