NUNCA ES
FÁCIL
Nunca es fácil el trato con
los demás.
Por más experiencia que se
tenga siempre implica un empeño.
El otro siempre es un
misterio que hay que descubrir y tal cosa implica disponibilidad para
realizarlo.
El otro siempre es una
novedad a la que se debe estar abierto para recibir.
Por más que existan
realidades externas que se mantienen el otro siempre irrumpe en nosotros con
realidades internas nuevas que son las que hacen a la esencia de la realidad
del otro.
Conozco una persona
regaladora de abrazos y ninguno de ellos son iguales.
Cada uno de ellos poseen
matices distintos a los que hay que estar atentos por más que los abrazos
puedan parecer idénticos.
Quizás esos matices los
pone quien los recibe o son sensaciones que uno les añade pero lo cierto y real
es que nunca sus abrazos son iguales.
Por ello, el otro es
siempre un alguien por descubrir.
No puedo inventarle puesto
que es real y concreto. Siempre debo descubrirle.
En oportunidades el otro se
llega en busca de una palabra o en busca de un silencio y debo saber responder
a su búsqueda.
Hay veces que solicita ser
escuchado y veces donde pide se le ayude a ayudarse.
Nunca el otro responde a un
algo predeterminado y, por ello, siempre se debe estar dispuesto a realizar un
descubrimiento.
A medida uno va
descubriendo a una persona va experimentando la lejanía con aquellas primeras
impresiones o sensaciones.
Pueden, aquellas primeras
sensaciones, profundizarse y hacerse certezas o pueden transformarse en causas
de admiración y afecto.
En el trato con los demás
debemos estar siempre plenos de respeto sin que ello implique el dejarnos
avasallar.
Debemos descubrir
respetuosamente a alguien que es distinto y tiene todo el derecho a serlo.
Descubrir a alguien no quiere
decir que busquemos imponerle lo nuestro puesto que descubrir no implica
dominar.
Descubrir es aceptar la
realidad distinta del otro. Podremos estar en acuerdo o no pero ello no quiere
decir pretender imponerle nuestra manera de ser o de ver.
El otro jamás llega a ser
propiedad puesto que siempre debe conservar su autenticidad y su originalidad.
Podemos ser propietarios de
cosas pero intentarlo con una persona es pretender despojarle de lo más
esencial de su realidad que es la libertad.
Una persona transformada en
objeto es una grotesca parodia de persona.
Nunca es fácil tratar con
los demás puesto que así como uno es una constante novedad el otro es una
permanente libertad y novedad.
Tratar con los demás
implica el empeño constante de brindarle lo mejor de nosotros.
En oportunidades podemos equivocarnos
y ello no hace otra cosa que mostrarnos que el trato con los demás no es una
teoría sino una tarea.
Todas nuestras teorías
pueden hacerse añicos en un instante por mil razones que podemos encontrar como
justificaciones o pretextos pero tal cosa no debe hacer otra cosa que volverlo
a intentar.
Nunca nuestras
equivocaciones pueden llegar a la certeza de que es un imposible. Siempre deben
mostrarnos que podemos volver a intentarlo porque nunca es fácil.
Padre
Martin Ponce de León SDB