MIRANDO
FÚTBOL
En estos días muchas cosas
están determinadas por los horarios de los partidos del campeonato mundial.
Resulta imposible ser
indiferente a los horarios de los partidos de nuestro combinado.
Todo, o casi todo, se cierra
o se detiene.
Horarios que se acomodan
para permitir los encuentros puedan verse.
Sin lugar a dudas frente a
la pantalla se puede encontrar todo tipo de espectador.
Están aquellos que miran
como indiferentes y se enloquecen con gritos y saltos cuando hace un gol o una
buena jugada el cuadro de su simpatía.
Están aquellos que durante
gran parte del partido dan indicaciones o hacen comentarios de lo que se
debería haber hecho. Son esas personas que, delante de la pantalla, dan
indicaciones de cómo se debería haber pegado al balón o cómo debería haber
cabeceado o cómo debía haber restado tal o cual jugador.
Ver un partido junto a
ellos es casi como participar de una clase de gran fútbol donde únicamente
tienen la palabra los que saben. Me resulta intolerable mirar así un partido.
Tal vez nadie tenga el
privilegio de ver, siempre, algún partido con un empedernido contra.
Hace unos días mirábamos
Argentina – Nigeria. Comenzó estando a favor de Nigeria hasta que hice un
comentario a favor de los africanos. Inmediatamente comenzó a estar a favor de
Argentina.
Los jueces “son todos de
Montevideo y están comprados por Uruguay”
Grita, putea, insulta. Su
voz se enronquece despotricando contra los jueces o los jugadores.
Ayer debe de haber sido de
los pocos que simpatizaban por Portugal.
El primer gol lo realizó
estando en fuera de juego y el segundo se gestó con una jugada que comenzó con
un faul.
Nunca va a aceptar que
Uruguay haya ganado sino que “ahora tiene que jugar en la casa de ellos a
cancha cerrada y con jueces de Brasil”
Mientras tanto, en la
calle, se escuchaban sonidos de bocinas y gritos festejando. Él no podía
festejar sino que crecía su molestia al escuchar el sonido de los festejos.
“¿Para que la pedís?”
protesta ante algún jugador que no llegó a recibir el pase que le dieron.
“Tirala
a la punta izquierda y no al medio, pavote” comenta
de algún tiro al arco que es atajado.
“¿Y la tarjeta? Si yo era
el juez le sacaba la roja y…. te me vas. Este juez nunca fue juez y menos para
este partido”
Comentarios como estos se
repiten a lo largo de todo el tiempo de la transmisión ya que, en el entre
tiempo, continúa opinando sobre las jugadas que se emiten.
El fútbol tiene esa
cualidad de hacer olvidar que es un juego pese a que nos hace aflorar nuestros
profundos instintos en muchos casos.
Nos olvidamos otros miran
junto a nosotros dejando ver que los demás no nos importan.
No toleramos las posibles
equivocaciones de alguno poniendo de
manifiesto nuestra falta de respeto por los demás.
Dictamos clase haciendo
manifiesto nuestro interés por “el deber ser” sobre la realidad.
Nos ponemos de contra como
una forma grotesca de llamar la atención.
Mirar fútbol no debería ser
otra cosa que un entretenimiento, aunque en oportunidades se sufra, de un
entretenimiento.
Padre
Martin Ponce de León SDB