SOY CATÓLICO ¡VAYA SUERTE!

Padre Pedrojosé Ynaraja

Hace poco sufrí un accidente. Un neumático pinchado me retenía en la autovía, un camión invistió al vehículo. Comprobé de inmediato lo ocurrido, vivía y no había sufrido ningún daño personal. Me pregunté cuál debía ser mi proceder. Pensé en Dios y recordé un pasaje evangélico que ahora transcribo. “Uno de la gente le dijo: « Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo. Él le respondió: ¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros? (Lc 12,13). Lo que en aquel momento me correspondía pues, era obrar de acuerdo con las normas establecidas. Espabilarme por mi cuenta. Que Dios me había puesto en el mundo para aventurar libremente el juego de mi vida. Y cuando uno juega sabe que puede ganar o perder, que ni debe hacer trampas, ni introducir a otro en ayuda propia, para vencer al contrario, nada de esto debe pretender.

Sí, al llegar a casa entré en mi iglesita y le di gracias. La oración fue una vivencia sincera, puramente cerebral. He salido perdiendo mucho dinero, pero he conservado la vida, fue mi conclusión. Y es lo que más vale. Analizado más tarde el hecho, reconocí que lo lógico hubiera sido, de acuerdo con masas, energía cinética y resistencias de materiales, es que hubiera quedado aplastado. No había ocurrido así. Estaba vivo y sin ninguna molestia. Me emocioné entonces y entré nuevamente a dar gracias al Señor. Esta vez estaba implicado mi corazón en la plegaria.

Alguien me ha dicho: tu ángel de la guardia te protegió. Creo en la existencia de los ángeles, pero no siento que lleve junto a mí un lazarillo espiritual. Otro me comentó: tal vez Dios ha querido que te convirtieras de tus pecados, hasta los que desconoces… pensé de inmediato en el “penitus corruptus” tan propio de la mentalidad a la que estaba adscrito el que lo decía, que no es la mía. Quien mejor me conocía, me felicitó: ha sido un milagro todavía más milagroso que aquel otro. Este se acercó más a lo que yo pensaba (continuaré)