Font Romeu-(I)
Padre Pedrojosé
Ynaraja
Cuando
empiezo a redactar el presente, me doy cuenta de que bullen en mi interior
tantas ideas alrededor del título que le he puesto al presente reportaje, que
deberé dedicar más de un día a ello.
Font Romeu está situado al sur de Francia, en una comarca llana
habitada en tiempos prehistóricos por tribus ceretanas de los que algunas
poblaciones conservan todavía el nombre no romanizado. Ur,
Alp, Lles, Llo, Urtx, son buena prueba de
ello. Otra particularidad es que la frontera hispano-francesa la divide en dos
fracciones, el territorio del sur pertenece a España y el norte a Francia, con
la singularidad de la villa de Llivia, enclave
español en tierras galas. Unida esta población a territorio de la provincia de
Gerona por una carretera de soberanía francesa, pero de uso internacional
compartido. Otro día daré algún detalle más concreto.
SEPARARSE DE FRANCIA
Vuelvo a la
localidad que titula el presente reportaje. Hoy en día, quien se mueve por
estos parajes, por su núcleo poblacional, solo observa hoteles o establecimientos
dedicados a la venta de material deportivo, principalmente de esquí, pues
varias estaciones muy aptas para este deporte le son muy próximas. En verano
una gran extensión del terreno próximo está dedicado a camping. Este conjunto
de edificaciones no parece que haya obedecido a ningún plan urbanístico. Lo
curioso del caso es que hace pocos años, ayuntamiento y vecinos decidieron
separase de Francia y unirse a España, enviando sendas comunicaciones a ambos
jefes de estado. Gesto puramente simbólico que pretendía, según dicen, que el
gobierno de París pusiese mayor atención en sus necesidades.
Próximos a la
población hay dos conjuntos no carentes de interés. La que fue ciudad
preolímpica y el horno solar, el mayor del mundo, según reza un cartel. Lo
curioso del caso es que el Font Romeu del que estoy
hablando, tuvo su origen en la edificación de un casino al que había que
facilitar su llegada, construyendo un ferrocarril. El casino se cerró allá por
los años 70 del pasado siglo y se ha transformado en un conjunto de
apartamentos, y el “tren amarillo” de tecnología anticuada y en sus tiempos muy
eficiente y barato para el viajero, se ha convertido hoy en atractivo turístico
de elevado precio, resultando, eso sí, muy divertido viajar en unos vagones
pequeños, totalmente descubiertos, que toman la corriente de un carril paralelo
a los que van las ruedas, como los antiguos metros subterráneos de las grandes
ciudades.
“FUENTE DEL ROMERO”
Font Romeu, expresión catalana, como catalana es la lengua del país,
significa “Fuente del Romero”. Por aquí pasaba uno de los antiguos caminos de
Compostela que este atravesaría los Pirineos, seguramente, por el puerto de Somport, más antiguo que el conocido y posterior de
Roncesvalles.
Ignorado
seguramente por la mayoría de los viajeros, deportistas o no, el origen de este
hábitat está en un collado de la antigua vía que descendía desde Perpignan hacia la frontera y en el que, junto al camino,
había una fuente que saciaba la sed del peregrino. Fuente que todavía sigue
manando. He bebido de ella como es de ritual cuando uno encuentra un manantial
de montaña, agua viva sería la expresión bíblica, y mucho más si luce une
inscripción que reza “FONS SALUTIS MARIA”. En casa he comprobado que es agua
poco mineralizada, seguramente procede de las nieves del Carlit
(2.921m) la cumbre más próxima. Mana fresca y uno la saborea imaginando que va
acompañado de fervorosos fieles venidos de lugares lejanos, en busca de la
indulgencia que les procurará la visita al sepulcro del “Amigo del Señor” ya
que el del Maestro, está demasiado lejos y rodeada de peligros.
LA ERMITA
Junto a la
fuente hay una ermita que en alguna visita he visto frecuentada por fieles que
acudían a misa. En época veraniega, su retablo alberga la imagen de la patrona
del lugar, que, como la otra de Monistrol, en tierras
del Bages barcelonés, también recibe el nombre de Moreneta. Llegada la fiesta de la Natividad de la Virgen la
talla vuelve a refugiarse en Odeillo, el núcleo
municipal y sede del Ayuntamiento, donde pasa el invierno. Hasta hace muy poco,
del interior de sus muros, colgaban numerosísimos “exvotos” de las más variadas
formas, ejecutados la mayoría de ellos con cera, como era la costumbre. No es
que a mí me satisfagan, pero entiendo siempre que son testimonios de aprecio y
agradecimiento. Siempre símbolo de devoción popular.
EL ROMERO
Por si
alguien que por allí se mueve no se ha percatado del significado del lugar,
pasado el sitio que he comentado, se erige al lado de la carretera una
escultura de estilo moderno que por lo que observé, deduje que significaba la
Virgen, protegiendo a un peregrino. Se describe al pie brevemente el origen y
la historia de la fuente y la ermita. Añádase que, para que nadie lo ignore, la
imagen luce en el hombro izquierdo la concha emblema del conchero.
Esta palabra,
que en ciertos lugares tal vez suene a cosa muy diferente, daba nombre
antiguamente al peregrino de Compostela, que, en su atuendo de bordón, capa,
esclavina y sombrero, lucía una vieira. El apelativo de romero era más propio
del que se dirigía a Roma, como el de palmero del que iba a Jerusalén. Pero
finalmente el término romero englobó a todos los devotos que se dirigían a un
lugar considerado santo.
VIA-CRUCIS
Al otro lado
del camino que atraviesa el suave collado (1836m) se eleva un pequeño
promontorio y por su falda se marcó un camino a cuyos lados se pusieron unas
capillitas con las estaciones del Vía- Crucis que en llegando a la cima, un
monumental calvario la corona. Desde este punto se divisa toda la comarca y
unas indicaciones alrededor de la barandilla, van señalando el nombre de las
cumbres que rodean el lugar. Según tengo entendido, fue la orden franciscana,
custodia de los Santos Lugares, la iniciadora de esta práctica piadosa en las
colinas próximas a los pueblos. Posteriormente y dado que en muchos lugares no
había ningún cerro, se trasladó a las calles de la población, para colgarse
actualmente en las paredes interiores de la mayoría de los templos
parroquiales.
BIBLIA DE BOLSILLO
Pese a que continúe siendo verdad lo que antes he dicho: que la localidad tiene apariencia de puro conjunto de hoteles y comercios de material deportivo, nunca olvidaré que fue aquí donde encontré la primera Biblia de bolsillo. Era una edición en francés de la “biblia de Jerusalén” encuadernada en piel, que posteriormente regalé a una amiga que marchaba a prestar un servicio misionero a África. Y continúa prestándolo, a Dios gracias. Imaginaba que no volveríamos a vernos y que sería el postremo obsequio. En la dedicatoria escribí: que tu vida y su final sea con la con la Eucaristía en la boca, al Biblia en tus manos y el Cristo Místico a tu alrededor. Nos hemos vuelto a ver muchas veces, pero este ruego para ella ha sido y continúa siendo, lema para mí también. Y cuando transito por la calle principal de Font Romeu siempre me acuerdo de lo que allí descubrí y compré