REGRESAR A LA NORMALIDAD

 

Luego de la euforia desatada por la participación celeste en el mundial hay que volver a la normalidad.

Muchos, quizás, lo vean como un fracaso puesto que eliminados en octavos.

Muchos ya vivían la ilusión de participar de la final.

Hoy el equipo francés nos hace volver a la realidad.

Volver a la realidad es tener noticias centradas en nuestra realidad social, política y económica.

Volver a la realidad es volver a mirar lo nuestro sin pasar por lo que sucede en Rusia.

Volveremos a mirar los cuartos, la semi y la final pero ya no existirá un país detenido delante de las pantallas televisivas.

Volveremos a la inseguridad y sus diversas manifestaciones de violencia.

Volveremos a nuestras expresiones de política partidaria.

Volveremos a la gente en situación de calle y los diversos intentos de respuesta a tal situación.

Volveremos a las ocupaciones y las manifestaciones al borde de las calles.

Claro que antes de volver a la realidad cotidiana debemos pasar por las diversas explicaciones y justificaciones de la derrota ante Francia.

El día acompaña la derrota con su frío y su gris.

Mientras tanto habrá seres prontos para afrontar el volver a la realidad.

Estará esa persona pronta para brindar la mejor de sus sonrisas para ayudarnos a continuar adelante en nuestro mejor empeño.

Estará esa persona dispuesta a poner su cuota de calidez humana para ayudarnos en nuestro empeño cotidiano por ser útiles.

Estará esa persona atenta a responder a nuestra curiosidad con creatividad e ingenio para ayudarnos a continuar aprendiendo y descubriendo.

Estará esa persona pura ternura a animarnos a no bajar los brazos y continuar puliendo equivocaciones.

Nuestra vida, como la de todos, continúa ya que no se detiene ante lo sucedido y siempre encontramos esos seres, delicadeza de Dios, que nos ayudan a continuar.

La vida no se detiene ni se termina por lo sucedido en un evento deportivo.

La vida se comienza a terminar cuando perdemos nuestra condición de personas.

La vida se comienza a terminar cuando nos hundimos en la indiferencia ante lo que les sucede a los demás.

La vida se comienza a terminar cuando se pierde la capacidad de soñar y se bajan los brazos definitivamente.

La vida se comienza a terminar cuando nos creemos los dueños de la verdad y buscamos imponérsela a los demás.

La vida se comienza a terminar cuando nos volvemos fundamentalistas y nada nos quita de ese lugar.

La vida se comienza a terminar cuando nos afectan realidades que nada tienen que ver con los resultados deportivos.

No podemos y todos lo tenemos muy claro, creer que todo se termina porque hemos terminado nuestra participación en el mundial.

La vida continúa poniendo de manifiesto lo que era nuestra realidad antes del comienzo de tal evento.

Ha sido un bonito paréntesis con su diversa carga de alegría e ilusiones.

Ha sido un hermoso paréntesis que hemos podido disfrutar.

Pero no ha sido otra cosa que un paréntesis y ahora debemos regresar a la normalidad.

 

Padre Martin Ponce de Leon SDB