CINCO
PANES
Cada quien solía llevar
alimentos para el camino.
Aquel “muchacho” llevaba
cinco panes y dos peces.
Quizás, entre aquel grupo
de gente, muchos llevaban algo más.
Pero cada uno lo llevaba
para saciar su necesidad de alimento.
Nadie llevaba para un
opíparo banquete pero, sí, lo suficiente como para no pasar necesidad.
La inmensa mayoría del
auditorio de Jesús eran seres acostumbrados a engañar al apetito con pequeñas
cantidades de alimento que ingerían a lo largo del día.
Pequeñas cantidades
repartidas en cantidad de momentos y la necesidad de alimentación se disimulaba
o engañaba.
Cuando lo pequeño se hace
solidaridad y se comparte adquiere un valor y una dimensión particularmente
especial.
Lo pequeño alcanza para
todos y sobra para muchos más.
Lo de Jesús es el milagro
de la solidaridad que se multiplica y sacia.
Lo de Jesús es el milagro
de lo poco que se hace mucho y responde a las necesidades de todos y queda para muchos más.
Jesús es signo de la
solidaridad que se multiplica.
Quizás, mientras Jesús
hablase, alguno llevaría la mano a su morral y tomaría un algo de alimento.
Quizás alguno solamente tuviese algunas pelusas en el fondo de su morral.
Jesús los hace sentar sobe
el pasto y hace crecer la solidaridad.
Comen, de lo de cada uno, hasta saciarse todos.
Es el gran signo de quien
ha venido para que nadie pase necesidades en la medida que la solidaridad se
haga presencia y acto.
Cada uno posee trozos de
riquezas necesarias para los otros.
Cada uno posee trozos de
ternura para brindar a todos los demás.
Lo verdaderamente
importante es saber brindar esa realidad particular para despertar sonrisas en
quienes les reciben.
Esas riquezas interiores
son mucho más que los cinco panes de “aquel muchacho”
Era todo lo que tenía y lo
puso en las manos de Jesús para que Él lo dispusiera.
No duda en entregarlo todo
y eso hace que la solidaridad fuese abundante.
No se guarda por las dudas
o para el retorno. Por completo brinda lo suyo y ello hace que alcanzase para
todos y sobrase.
La solidaridad siempre es
un algo que se multiplica cuando se hace desinteresada y generosa.
¿De qué puede servir un
abrazo? De mucho si quien lo recibe necesita y espera uno.
¿De qué puede servir una
delicadeza? De muchísimo si a quien se le brinda necesita de ello.
¿Cuánto puede hacer una
sonrisa? Lo insospechado si con ella se es capaz de hacer sonreír el corazón.
Todos poseemos un abrazo,
una delicadeza o una sonrisa que podemos brindar.
Muchas veces miramos la
solidaridad como algo puramente material pero no hace eso Jesús. Él mira la
solidaridad desde lo que se es y se pone al servicio de los demás.
Él mira la solidaridad
desde las necesidades y la respuesta que pueda solucionar las mismas.
No es una cuestión de dar
sino, más bien, de darse.
Darse poniendo lo que uno
es al servicio de los demás. Lo que uno es y brinda aunque sea la pobreza de
cinco panes.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB