CADA
DÍA SU AFÁN
Diario de
León
LA
CARRERA DE LOS JÓVENES CRISTIANOS
El sábado 11 de agosto, 70.000 jóvenes italianos se reunieron con el papa
Francisco en el terreno del antiguo Circo Máximo de Roma.
La peregrinación “Por mil caminos
hacia Roma”, se sitúa en las vísperas del Sínodo de los
Obispos que se celebrará en el Vaticano del 3 al 28 de octubre, sobre el
tema Jóvenes, fe y discernimiento vocacional.
El Papa dirigió a los jóvenes una reflexión sobre la mañana de la
resurrección del Señor. Al amanecer, María Magdalena descubrió que la tumba de
Jesús estaba vacía y corrió para avisar a los discípulos, que también acudieron
corriendo al sepulcro.
“Desde aquel amanecer del primer día
después del sábado, la esperanza de vida todavía puede ser reavivada en cada
lugar donde la vida está oprimida, en cada espacio en el que domina la
violencia, la guerra, la miseria, donde el hombre es humillado y pisoteado”.
El Papa exhortó a los jóvenes a arriesgarse y “dar un
salto audaz y valiente, para soñar y lograr, como Jesús, el Reino de Dios, y
comprometerse con una humanidad más fraterna. Necesitamos la fraternidad:
¡corred el riesgo, seguid adelante!”
Atraídos por el rostro del Señor que adoramos en la Eucaristía y
reconocemos en el hermano que sufre, los
jóvenes pueden correr más que los que en la Iglesia son un
poco lentos y temerosos.
En lugar de los temores que paralizan a muchos, la Iglesia necesita el
impulso, las intuiciones y la fe de los
jóvenes. El Papa les ha pedido dos cosas. Que corran, sí, pero que “tengan paciencia para esperar a los demás, como Juan
esperó a Pedro ante la tumba vacía”. Es decir, que
aprendan a caminar juntos.
“Con el pueblo de Dios te sientes
seguro, en tu pertenencia al pueblo de Dios tienes identidad. Un proverbio
africano dice: “Si quieres ir rápido, corre solo. Si quieres llegar lejos, ve
con alguien”.
Tras recordar los signos de Jesús que recoge el evangelio de Juan, dijo el Papa que esos signos no revelan tanto
la perfección divina como la fragilidad
humana que se encuentra con la Gracia que levanta. Hay una humanidad
herida que se sana gracias al encuentro con Él.
Y en un párrafo estupendo añadió: “Jesucristo, queridos jóvenes, no es un
héroe inmune a la muerte, sino que la transforma con el don de su vida… El
sepulcro vacío de Cristo se convierte en el último signo en el que brilla la
victoria definitiva de la Vida. ¡Entonces no tenemos miedo!... Jesús ha
vencido a la muerte dando su vida por nosotros. Y nos envía a anunciar a
nuestros hermanos que Él es el Resucitado, Él es el Señor, y nos da su Espíritu
para sembrar con Él el Reino de Dios”.
El secreto está en sentir la ternura
de Jesús, que nos ama. Con este amor es posible superar la ansiedad y el
miedo, para emprender la carrera hacia Jesús y los hermanos, con un corazón
lleno de amor, de fe y de alegría.
José-Román
Flecha Andrés