HAY
DÍAS…….
No todos los días son
iguales por más que existan realidades que se repiten.
Se repiten lugares o
personas.
Se repiten tareas y
actividades.
Se repiten horarios y
responsabilidades.
Pero nosotros nunca nos
repetimos.
Nunca somos una constante
reiteración puesto que muchas vivencias nos modifican día a día.
Una noche de mal dormir
puede modificar todo nuestro día.
Lo que en normalidad
podemos realizar con absoluta naturalidad se nos puede transformar en un
esfuerzo.
Una experiencia dolorosa
nos puede dañar interiormente.
Se puede perder el coraje o
las ganas con lo que realizar nuestra actividad.
Un día brillante de sol
puede colmarnos de fuerza y ganas.
Nos vemos impulsados a
desempeñar compromisos con fuerza y renovada vitalidad.
Así podríamos continuar
mirando esas realidades externas que nos hacen modificar realidades internas.
En oportunidades podemos
tener muy en claro qué es lo que influye en nosotros pero, también, están esas
oportunidades en las que no podemos explicar, debidamente, lo que motiva estemos como estamos.
Hay días en que necesitamos
poner en nuestro corazón un trozo de sonrisa.
Sabemos, a ciencia cierta,
dónde podemos encontrar ese rayo de sol de una sonrisa transformadora y
reparadora.
Deseamos que, entre los
grises de algunas nubes persistentes, salga el cálido brillo de una sonrisa.
No vamos a solicitarla sino
a “hurtarla”
Nos encontraremos con esa
realidad obsequiante de sonrisas y nos quedaremos con un trozo de ella y la
depositaremos en nuestro corazón.
Dejaremos que ella, desde
allí, actúe con naturalidad.
Nos hará ver el sol sin
detenernos en las nubes que le rodean.
Nos hará sonreír con su
tibieza sin prestar atención a las posibles sombras de nube que recibamos o que
nos envuelvan.
Hará que nos detengamos en
las bondades de lo que nos rodea sin afectarnos por las situaciones negativas
que puedan hacerse presentes.
Desde nuestro corazón nos
estará impulsando a tener la fortaleza necesaria como para enfrentar todas y
cada una de las realidades que salgan a nuestro encuentro.
Una sonrisa necesaria es
mucho más que un algo en nuestro rostro.
Es una realidad que crece
desde el alma y se regala en una mirada, en una palabra o en un abrazo.
Es una realidad, don de
Dios, que dice de una postura plena de gratitud ante la vida.
Es una realidad, don de
Dios, que dice de muchas lágrimas transformadas en brillo, sol y delicadeza.
Hay días en que necesitamos
una sonrisa para “hurtarla” y depositarla en nuestro corazón.
Podremos recibir esa
sonrisa pese a las distancias.
Podremos recibir esa
sonrisa desde la fuerza de un pensamiento.
Pero hay días en que
necesitamos esa sonrisa desde la misma fuente de ellas.
Dichosos los que pueden
necesitar una sonrisa y encontrarla.
Felices quienes poseen la
capacidad de dejarse “hurtar” sonrisas y saben hacerlo.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB