Segundo
Mandamiento
¿Sabemos
santiguarnos?
Pbro. José
Martínez Colín
1)
Para saber
Cuando nos referimos a una persona lo hacemos por su nombre: “Pedro es un
buen futbolista”. Si lo honramos, será por su nombre: “Pedro es muy trabajador
y honrado”. Decir el nombre es referirse a toda la persona. Por ello, al nombre
de Dios le debemos todo el respeto.
El Segundo Mandamiento nos lo indica: «No tomarás en falso el nombre de
Yahveh, tu Dios» (Éxodo 20, 7). El Papa Francisco, siguiendo su catequesis sobre
los Mandamientos, comenta que es una “invitación a no ofender el nombre de Dios
y evitar usarlo inapropiadamente… de no usar el nombre de Dios en vano, de
forma inoportuna”.
La expresión «en falso» quiere decir: «en vacío, vanamente». Es la
característica de la hipocresía, del formalismo y de la mentira, de usar el
nombre de Dios, pero vacío, sin verdad.
2)
Para pensar
Cuando una persona vive una relación falsa con Dios, no está tomando en
serio su nombre, y sus palabras se hacen poco creíbles. En cambio, quien lucha
por llevar una relación sincera con Dios, gana en credibilidad y Dios puede obrar
en él. Ese cristianismo toca los corazones. El Papa Francisco señala que los
santos son capaces de tocar y mover los corazones porque en ellos vemos lo que
nuestro corazón desea profundamente: autenticidad, relaciones verdaderas,
radicalidad.
Se cuenta que hace años había en Inglaterra vivía Peter, un señor
protestante, a quien visitaba semanalmente John, su amigo católico. En un
ambiente amistoso charlaban y discutían las verdades de fe. Sin embargo, John se
impacientaba al ver que a Peter no le convencían sus razones.
Sucedió que anunciaron que la Madre Teresa de Calcuta visitaría la ciudad
y daría una conferencia. John animó a Peter para que asistiera, y finalmente
fue.
Cuando se volvieron a ver, Peter lo recibió con mucha alegría y le dijo
que estaba decidido para ingresar a la Iglesia Católica, pues las palabras de la
Madre Teresa lo habían convencido. John, feliz también, le pidió le dijera
cuáles palabras le convencieron. Peter le contó lo que había escuchado y al
terminar, John, sorprendido, le dijo: “Pero Peter, todo eso yo ya te lo había
dicho...” A lo que Peter le contestó: “Sí, es cierto, ¡pero ahora lo dijo la
Madre Teresa!”
Como dice el Papa Francisco, los santos mueven los corazones. Pero
también hay «santos de la puerta de al lado» como, por ejemplo, los muchos
padres que dan a los hijos el ejemplo de una vida coherente, sencilla, honesta
y generosa. Pensemos si nuestras palabras van acompañadas con la fuerza de
nuestra vida.
3)
Para vivir
Este segundo mandamiento nos recuerda que estamos bautizados «en el
nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo», como afirmamos cuando
hacemos la señal de la cruz, para vivir nuestras acciones cotidianas en
comunión con Dios, es decir, en su amor. El Papa Francisco invitó a los padres para
que enseñen a los niños a hacer la señal de la cruz en el nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo, porque luego sucede que no saben o la hacen mal.
Al tomar el nombre de Dios con amor y respeto, se practica la primera
petición del Padre Nuestro, «santificado sea tu nombre». Y Dios no dirá nunca
«no» a un corazón que lo invoca sinceramente.