Acusaciones y acusadores
acusados
P. Fernando Pascual
22-9-2018
Las acusaciones sobre actos
concretos de personas importantes suscitan un gran interés. Tales acusaciones
son sostenidas por acusadores, que pueden tener mayor o menor credibilidad.
En ocasiones, hay quienes
buscan anular el valor de las acusaciones a través de contraacusaciones contra
los acusadores.
Los motivos de este
contraataque pueden ser diferentes. El primero, porque realmente algunos
acusadores tienen una credibilidad mínima o prácticamente nula.
Otro motivo consiste en el
deseo de defender a los acusados, a veces como estrategia de grupos de poder
que buscan crear confusión y así promover a sus amigos y aislar a sus enemigos.
En este tipo de situaciones,
vale la pena tener presentes algunas consideraciones para afrontarlas de modo
adecuado.
La primera consiste en
reconocer que hay acusadores de pésima fama que en ocasiones dicen la verdad.
Aunque ello parezca sorprendente, lo cierto es que personas muy "dañadas"
por su pasado tienen todavía posibilidades de ser veraces, incluso de formular
denuncias realmente importantes y dignas de consideración.
La segunda nos invita a
mantener, en la medida de lo posible, la suficiente sangre fría para no
quedarse en las acusaciones contra acusados y contra acusadores, para ir más a
fondo y analizar con seriedad los hechos denunciados.
La tercera permite darnos
cuenta de que quienes acusan a los acusadores por sus eventuales faltas en el
pasado merecen, a su vez, ser evaluados. ¿No es posible descubrir que hay
acusadores de acusadores que también tienen zonas oscuras en su historia
personal?
Esta tercera consideración,
como es obvio, puede generar un extraño proceso: los acusadores de acusadores
pueden ser acusados, y los que acusan a los acusadores de acusadores, también,
casi hasta el infinito...
Más allá de este tipo de
paradojas, lo importante es ir a fondo en cada asunto. ¿De qué se acusa a una o
varias personas? Solo a través de una reflexión seria sobre las acusaciones
será más fácil descubrir si el acusador está actuando como un despiadado
calumniador o si está desvelando acciones dañinas que merecen, cuanto antes,
ser neutralizadas y, según normas justas, también castigadas.