Diferencias, conflictos y
soluciones
P. Fernando Pascual
30-9-2018
En casa, en la oficina, en un
grupo de amigos, en la ciudad, en el Estado, conviven diferentes puntos de
vista sobre cómo organizarse, qué hacer, en qué maneras distinguir entre lo
bueno y lo malo.
Un ejemplo sencillo. Un día de
calor con algo de viento. En casa uno desea abrir la ventana para disfrutar de
la corriente de aire. Otro se opone y considera que la corriente puede provocar
catarros o incluso una gripe de verano.
Los dos familiares empiezan el
diálogo. Si logran un punto de acuerdo, las diferencias llevarán a una decisión
compartida. Si no hay acuerdo, hay materia suficiente para que inicie un
conflicto.
El conflicto puede
desarrollarse de diversas maneras. Algunas de baja intensidad, como cuando uno
abre la ventana mientras el otro descansa, esperando que luego se someta ante
los hechos consumados.
Otras llevan a tensiones más
graves. Uno abre la ventana, el otro la cierra. Portazos, amenazas, rabia,
incluso un forcejeo físico para ver quién gana.
Todo conflicto necesita llegar
a una solución. No puede mantenerse por largo tiempo, sobre todo porque genera
desgaste, porque hiere a las personas, porque provoca sentimientos de rabia, de
frustración, incluso de venganza.
Por desgracia, la historia
humana está llena de conflictos que han llevado a la lucha física, al uso de la
fuerza, a la guerra, al deseo de imponerse y destruir al adversario.
Pero también hay ocasiones en
las que el diálogo sereno, la apertura del corazón y el deseo común por llegar
al acuerdo, han permitido no solo superar las diferencias, sino incluso evitar
conflictos dañinos.
Encontrar soluciones a los
conflictos es uno de los retos más grandes en las familias y en los pueblos.
Ello no implica negar las diferencias, sino encontrar modos concretos que dejen
espacio al diálogo y a una convivencia justa.
¿Un sueño difícil, casi
imposible, de alcanzar? En algunos casos sí, porque la cerrazón mental, incluso
algunas enfermedades psíquicas, hacen imposible un diálogo constructivo.
Más allá de las dificultades,
con una oración confiada a Dios, y con un deseo de buscar el bien común que
permita acoger los sanos intereses particulares, será posible caminar para
evitar conflictos perniciosos y para encontrar soluciones que tal vez no
contentan a todos, pero al menos permiten una convivencia benéfica y abierta a
reajustes en el futuro.