CADA DÍA SU AFAN Diario de León
UN EJÉRCITO DE PERDONADOS
El día 19
de marzo de este año 2018, el papa Francisco ha publicado la exhortación
apostólica Gaudete et exsultate, es
decir, “Alegraos y regocijaos”. En ella nos recuerda la invitación a la
santidad que ha sido dirigida a todos los creyentes.
En el capítulo
tercero nos ofrece un resumen de las bienaventuranzas promulgadas por Jesús en
el Sermón de la Montaña. Según el Papa, “el Evangelio nos invita a reconocer la
verdad de nuestro corazón, para ver dónde colocamos la seguridad de nuestra
vida” (n. 67).
Nos basta mirar a nuestro
alrededor para constatar que “el mundo nos propone el entretenimiento, el disfrute,
la distracción, la diversión, y nos dice que eso es lo que hace buena la vida”
(n. 75).
Pero hay otra forma de ver
las cosas. Hay muchas personas que encuentran que la vida tiene sentido, “socorriendo
al otro en su dolor, comprendiendo la angustia ajena, aliviando a los demás”
(n. 76).
Con una frase sorprendente, dice
el Papa que todos nosotros somos un ejército de perdonados. Esa experiencia nos
interpela. “Dar y perdonar es intentar reproducir en nuestras vidas un pequeño
reflejo de la perfección de Dios, que da y perdona sobreabundantemente” (n.
81).
La santidad exige vivir en la
verdad, vivir con un corazón limpio que “no deje entrar en nuestra vida algo
que atente contra el amor, algo que lo debilite o lo ponga en riesgo” (n. 83). Tanto
la sabiduría popular como los textos bíblicos nos dicen que el amor se
manifiesta en obras. El Papa añade que “no hay amor sin obras de amor”. Las
obras son engañosas si no brotan de un corazón
limpio.
En medio de tantos conflictos,
es urgente soñar y construir la paz. Frente a tantas habladurías que envenenan
nuestro ambiente, estamos llamados a ser “artesanos de la paz, porque construir
la paz es un arte que requiere serenidad, creatividad, sensibilidad y destreza”
(n. 89).
El Papa sabe que nada de esto
es fácil. Siempre será costoso ir contra
corriente. Vivimos “en una sociedad
alienada, atrapada en una trama política, mediática, económica, cultural
e incluso religiosa que impide un auténtico desarrollo humano y social” (n.91).
Así que siempre habrá que contar
con la cruz. “Las persecuciones no son una realidad del
pasado, porque hoy también las sufrimos, sea de manera cruenta, como tantos
mártires contemporáneos, o de un modo más sutil, a través de calumnias y
falsedades… Otras veces se trata de burlas que intentan desfigurar nuestra fe y
hacernos pasar como seres ridículos (n. 94).
A pesar de todo, este estilo
de vida que Jesús nos propone en las bienaventuranzas refleja su propia
identidad. Y, en consecuencia, nos muestra el verdadero camino por el que nuestra vida
puede alcanzar la felicidad.
José-Román Flecha Andrés