El Sexto Mandamiento
¿Cómo cuidamos nuestro amor?
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Continuando
con la catequesis sobre los diez Mandamientos, el Papa Francisco consideró
ahora “la Sexta Palabra”, que concierne a la dimensión emocional y sexual de la
persona. Cada uno de los Mandamientos cuida una virtud, y el sexto nos lleva a cuidar
el amor puro, viviendo la fidelidad y la lealtad.
Una
característica del verdadero amor es darse todo sin reservas, y no ver sólo por
la propia conveniencia o interés. Por ello debe estar bien fundado y el
matrimonio es la base lo suficientemente fuerte para las relaciones amorosas
entre el hombre y la mujer. Como dice el Catecismo: "El amor quiere ser
definitivo” (No. 1646). La fidelidad es la característica de una relación
humana libre, madura y responsable.
El
modelo de todo amor verdadero lo tenemos en Cristo. Él ha dado su vida por
nosotros, es el Amigo fiel que nos acoge incluso cuando cometemos errores y
siempre quiere nuestro bien, incluso cuando no lo merecemos.
2) Para pensar
El
músico español Isaac Albéniz fue un célebre
compositor y pianista del siglo XIX. Influyó mucho en músicos posteriores. Fue
un niño prodigio, pues a los cuatro años ya tocaba obras de piano. Se casó muy
joven y pocos años después de su boda tuvo que ir solo una larga temporada a París.
En
Francia conoció a muchas personas y en especial a una atractiva mujer con quien
comenzó a tener amistad. Un día le envió a su mujer, que estaba en España, un
telegrama escueto: “Ven pronto, que estoy gravísimo”. La esposa sobresaltada se
puso inmediatamente en camino. Cuando llegó a la estación de París, encontró a
su marido rebosante de salud y felicidad, fumándose un buen puro. Del susto
pasó al enfado y le reprochó: “Pero, ¿no estabas muy enfermo? ¿No decías que
estabas gravísimo?” Su esposo le contestó: “Y es cierto, gravísimo. Estaba
empezando a enamorarme”.
Un
acto de valentía tuvo el músico, al reconocer que de seguir separado de su
esposa, terminaría siendo infiel. Siendo el amor tan valioso, pensemos si
sabemos cuidarlo.
3) Para vivir
El
sexto mandamiento invita a cuidar un amor puro. Pero hay el peligro, dice el
Papa Francisco, de llamar “amor” a relaciones desordenadas o inmaduras que, en
el mejor de los casos, es solo un reflejo del verdadero amor.
Por
ello importa tanto cuidar el noviazgo, con una preparación seria, para que el
amor vaya madurando y creciendo, sin estropearlo con relaciones sexuales que
sólo son propias de la vida conyugal. Y una vez madurado el amor, prometerse
fidelidad para siempre sobre el terreno sólido del amor fiel de Dios. El
matrimonio protege el amor durante toda la vida, pues como señala el Papa, con
el amor no se bromea.
Para
llegar a una vida hermosa, de fidelidad y lealtad, nuestra naturaleza humana no
es suficiente, es necesario que la fidelidad de Dios entre en nuestra
existencia, que nos contagie. Esta Sexta Palabra nos llama a dirigir nuestra
mirada a Cristo, quien con su fidelidad puede quitarnos un corazón adúltero y
darnos un corazón fiel. En él, y solo en él, hay amor sin reservas ni
replanteamientos, una entrega completa sin paréntesis, la aceptación hasta el
final, y así poder decir: "Con la gracia de Cristo, prometo serte fiel
siempre".