LO
QUE SE ES
Jesús no es indiferente
ante la realidad de dar.
No mira la cantidad sino la
importancia de lo que se brinda.
Jesús pide se brinde, por
sobre todas la cosas, lo que uno es.
Ante la realidad de la
pobreza material, muchas veces, podemos sentirnos impotentes.
No está a nuestro alcance
la producción de fuentes de trabajo.
No está en nosotros la
posibilidad de que todos tengan un salario digno.
Nos resulta imposible
revertir la situación económica de todos esos que piden a nuestra puerta.
Sabemos algunos piden por
una verdadera necesidad y están quienes piden por una simple costumbre.
Algunos reclaman como si
fuese una obligación darles. Otros no dudan en inventar historias con la
finalidad de conmover y obtener algo. Están aquellos que, golpeados por la
necesidad, piden con humildad y vergüenza.
Pero está esa otra pobreza
que nos involucra y ante la que no podemos ser indiferentes.
No debemos mirar en otra
dirección. Está delante de nosotros y tenemos algo para hacer.
Es esa pobreza humana que
requiere de lo que somos para revertirla.
Ante la pobreza humana
todos tenemos y debemos hacer algo.
Quizás nuestra primera
preocupación es poder interesarnos por la historia de esa persona.
Poder explicarnos la razón
de su decadencia. Como si el otro fuese un fenómeno que debemos estudiar.
El otro es una persona y
jamás podemos no tenerlo presente.
Espera realidades que, sin
lugar a dudas, están a nuestro alcance.
Todos podemos regalar un
saludo o una sencilla palabra.
Todos podemos saber el
nombre de ese alguien que irrumpe ante nosotros.
Con un algo de disposición
podemos conocer el nombre de esa persona y saludarlo por el mismo.
Es demasiado importante y
sencillo pero solemos no tenerlo en cuenta.
Tal vez a ese saludo lo
podemos acompañar con una sonrisa y ello es verdaderamente transformador.
¿Qué puede significar un
saludo acompañado de una sonrisa? Muchísimo, muchísimo más de lo que podemos
suponer.
En oportunidades he podido
sentir los comentarios de alguien que no pierde su asombro ante el hecho de que
alguien le regaló un saludo por su nombre y una sonrisa.
Es saber no es uno más. Es
saber que le importa porque le interesa y se interesó por él.
Es lo primero que realizaba
Jesús. No trataba a los demás como uno más sino como el único importante porque
próximo.
Todos podemos brindar un
algo de nuestro tiempo para escuchar a otro. En oportunidades el otro no espera
un sabio consejo sino el simple hecho de ser escuchado.
Muchas veces no escuchamos
por miedo a no saber responder o por la comodidad de no involucrarnos.
En oportunidades los golpes
de la vida se hacen más difíciles por no encontrar una oreja que escuche y
todos podemos hacerlo.
También podemos
brindar respeto ante la realidad del
otro. Por lo general son seres que viven el saberse juzgados y condenados por
los demás.
Respetar no quiere decir
compartir es, simplemente no alzarnos como jueces de los demás.
Todos podemos dar de lo que
somos y el hoy nos grita que ello es lo necesario.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB