Caza de brujas y presunción de
inocencia
P. Fernando Pascual
16-11-2018
En muchos lugares y por
motivos diferentes se han desarrollado fenómenos populares o reacciones "desde
arriba" (por parte de las autoridades) para perseguir a ciertas personas
consideradas como especialmente peligrosas.
Uno de esos fenómenos, ya
convertido en modelo clásico, es el de la caza de brujas, que llevó en algunos
lugares de la vieja Europa a cientos de muertes de quienes, casi sin medios
para defenderse, eran acusados de brujería.
El fenómeno se da también en
nuestro mundo cuando, por ejemplo, ante una manifestación aparece alguien
considerado "del otro bando" que sufre agresiones físicas, o incluso
linchamiento, a veces sin tener la certeza de que fuese, realmente, un "enemigo".
O cuando se habla una y otra
vez de los delitos de miembros de algunos colectivos casi como si todos fuesen
sospechosos por el simple hecho de pertenecer a esos grupos.
O cuando, y el hecho ocurre
más veces de las que imaginamos, la prensa y miles de personas consideran
automáticamente culpable a una persona por haber sido acusada de algo, sin
esperar a que un juicio imparcial determine si existe o no existe culpabilidad.
Un camino sencillo para evitar
los daños de este fenómeno es mantener en pie la presunción de inocencia
respecto de cualquier acusado mientras dura el juicio, menos en los casos de
delitos evidentes y probados por imágenes u otros medios que no dejan espacio a
dudas.
Porque evitamos los graves
errores de la psicosis de caza de brujas cuando pensamos que toda persona es
inocente mientras no se demuestre lo contrario. Lo cual va diametralmente en
contra de la mentalidad del cazabrujas, que supone
que uno es culpable hasta que no se demuestre que sea inocente.
La historia nos recuerda
tantos y tantos momentos en los que miles de inocentes han sido aplastados por
los promotores de cazas de brujas y reacciones parecidas.
Frente al dolor tantas
personas que han sufrido al ser tratados como culpables sin suficientes
pruebas, la presunción de inocencia será un baluarte del buen sentido y de la
necesaria serenidad al afrontar una acusación a cualquier ser humano y sobre
cualquier tema.