Voz del Papa
Necesitamos un trasplante de corazón
José Martínez Colín
1) Para saber
En
su anterior catequesis el Papa Francisco concluyo su reflexión sobre los Diez
Mandamientos considerándolos en su conjunto.
Si
contemplamos la vida a la que nos invitan los Diez Mandamientos nos encontramos
delante de Cristo, pues el Decálogo es como su radiografía: nos describen una vida
llena de libertad, fiel, generosa, amante de la vida, agradecida y sincera: “Mirando
a Cristo vemos la belleza, el bien, la verdad”. Por ello, no se pueden ver a
los mandamientos como simples prohibiciones, sino que son una invitación a una
vida plena, evitándonos caer en la esclavitud de los ídolos de este mundo.
Aunque
algunos mandamientos están dicho de modo negativo, como no robar, no insultar,
no matar, no mentir, no tener malos pensamientos–, esos “no” se transforman en
un sí al amar, sí a dar lugar a los otros en mi corazón puro, sí a ser veraz y respetuoso. Esta es la plenitud de la ley que Jesús ha venido a traernos. En Cristo, y
solo en Él, el Decálogo se convierte en la auténtica verdad de la vida humana,
es decir, deseo de amor.
2) Para pensar
San
Juan Bosco dedicó mucho esfuerzo en formar a jóvenes. Tarea que tuvo sus
frutos. En una ocasión en que les habló de santidad a un grupo de jovencitos,
uno de ellos se acercó y le confesó que sentía un gran deseo de ser santo. Era
Domingo Savio, quien también llegaría a ser santo. El
Espíritu Santo había sembrado en su corazón el deseo de santidad y cumplió con
cuidado los diez mandamientos, prefiriendo morir a ofender al Señor, decía.
Poco
después San Juan Bosco le preguntó qué desearía como regalo de cumpleaños. El
muchacho le reiteró sus deseos: “El regalo que le pido es que me ayude a ser
santo. Quiero darme todo al Señor, para siempre. Siento verdadera necesidad de
hacerme santo; y si no me hago santo, no hago nada. No será feliz mientras no
lo sea”.
Santo
Domingo Savio, nació el 2 de abril de 1842 y murió
tres semanas antes de cumplir los 15 años de edad, siendo uno de los santos, no
mártires, más jóvenes de la Iglesia católica. Su fiesta se celebra el seis de
mayo. Pensemos si fomentamos en nuestro corazón los buenos deseos inspirados
por el Espíritu Santo.
3) Para vivir
Para
vivir según los mandamientos, necesitamos un corazón nuevo. El Papa Francisco
se pregunta: “¿Cómo ocurre este trasplante de corazón, del corazón viejo al
corazón nuevo?” Eso ocurre cuando comenzamos a querer cumplir los buenos deseos
de ser mejores, de querer agradarle a Dios. Esos deseos sembrados por Espíritu
Santo comienzan a crecer en nuestros corazones y así vamos adquiriendo un
corazón nuevo. Son deseos del bien, de hacer el bien, de alegría, de paz, de
magnanimidad, de benevolencia, de mansedumbre, dominio de sí, de la belleza de
la fidelidad, de la generosidad y de la autenticidad.
Esos
buenos deseos nos rescatan del engaño de las idolatrías que tienen poder sobre
nosotros. Cuando seguimos el deseo de vivir según Cristo, entonces abrimos la
puerta a la salvación, y se encuentran la alegría de Dios por amarnos y nuestro
gozo por ser amados. El Decálogo es contemplar a Cristo y recibir al Espíritu
Santo con los santos deseos de santidad que nos inspira.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y
Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)