PRIMEROS PASOS

 

La fiesta de Navidad ha concluido pero aún perduran sus resonancias.

Por muchos lados se realizan actividades extras con motivo de la Navidad.

Las mismas no concluyen con el terminar de los esmirriados fuegos artificiales de este año. Continúan dejando su huella en nuestra realidad interior.

Pienso en ese grupo de personas que organizó, bajo la excusa de una entrega de canastas, el encuentro con familias necesitadas de un barrio.

Fueron casi cien familias con las que se encontraron.

Entregaron canastas pero recibieron nombres, rostros y situaciones que continúan en cada una de esas personas que entregó una canasta.

Recibieron situaciones de vida no muy conocidas y, mucho menos, vividas por ellos.

Recibieron el valorar y agradecer lo que tienen.

Recibieron el no bajar los brazos puesto que siempre hay una razón para continuar.

Recibieron el dar sin esperar a cambio y lo gratificante que ello resulta.

Dieron, con alegría, desinterés y amor cosas para la sobrevivencia.

Recibieron, en la medida que se lo sepa ver, lecciones para sus vidas.

Sin lugar a dudas recibieron mucho más que lo que dieron.

Pero, también, establecieron un vínculo que no debería apagarse.

Es lo que hace Jesús en cada Navidad. Establece un vínculo con la humanidad.

Pone al servicio de la humanidad su realidad para ayudar a la realización personal.

Es saber que en determinada dirección no hay una sencilla casa sino que allí viven determinadas personas y sus lecciones de vida mezcladas con necesidades.

Siempre los demás poseen algo para enseñarnos.

Siempre debemos ir al encuentro del otro para ayudarles a que nos ayuden a ser mejores personas.

Ese es el vínculo que Jesús establece con nosotros.

Lejos de encerrarnos en nuestras dificultades propias nos impulsa a salir al encuentro de alguien más para ayudar ayudándonos.

Siempre hay alguien que espera de nosotros.

Siempre hay alguien que posee algo para brindarnos.

Esta actividad, uno lo espera, ha sido un primer paso hacia… vaya uno a saber hacia dónde conducen.

Sin lugar a dudas, en la medida vaya profundizándose el vínculo establecido, pueden ir surgiendo pasos insospechados.

Es lo que posee de milagroso la Navidad. Siempre nos conduce por caminos que no  habíamos pensado ni programado.

El encuentro con el otro es siempre un misterio de búsqueda y descubrimiento.

Es una de esas realidades que tienen un comienzo pero nunca se sabe cuáles serán los siguientes pasos puesto los mismos van surgiendo en el encuentro con el otro.

Son primeros pasos que se dirigen a un futuro de cuestionamientos y corazones abiertos.

Tal vez no sean, los pasos posteriores, tan organizados y programados como estos primeros pasos puestos que los mismos serán producto del vínculo establecido.

Tal vez para algunos ya fue suficiente lo realizado y estarán a la orden para algún otro evento puntual.

Tal vez para algunos fue una experiencia difícil porque se limitaron a llevar, dejar y volver a lo suyo.

Tal vez para algunos fue esa experiencia de unos primeros pasos que cuestionan y dejan con la sensación de haber comenzado un camino.

Sea lo que haya sido son primeros pasos que invitan a volver y continuar recibiendo para seguir aprendiendo de esos que Dios pone a nuestro lado.

 

 Padre Martin Ponce de Leon SDB