OBSEQUIEN UNA ILUSIÓN
Llego
tarde con mi carta pero, supongo, podrán atenderme.
¿Me
permiten moleste vuestra atención?
Será,
tan sólo, un muy breve momento.
Es
un día donde el trabajo, para ustedes, es muy abundante.
Solamente
ustedes, que son Magos, pueden cumplir con tan ardua labor.
No
es tarea fácil esa de llevar una sonrisa a, fundamentalmente, los niños del
mundo.
Por
sobre lo que puede ser un presente, lo realmente importante es ese mantener una
ilusión que se hace el despertar de una ilusión.
Sobradamente
sé que cada día es más difícil vuestra misión puesto que son muchas las razones
para no tener ilusiones.
Puede
parecer un contrasentido ya que es casi propio del ser niño el tener ilusiones
pero...
Ustedes
han de saber muy bien como es la realidad de muchos.
Son
muchos los niños que, por distintas razones, han perdido la capacidad de tener
ilusiones, lo que es una forma de perder la sonrisa.
Un
niño sin sonrisas es casi un niño a medias. Es casi como un adulto sin sueños.
Son
esos niños que comparten su soledad con la pantalla de un monitor.
Son
esos niños que buscan fortalezas en el inhalar algún pegamento.
Son
esos niños víctimas de la violencia doméstica que desahogan sus frustraciones
en una violencia social.
Son
esos niños que canalizan su soledad familiar en constantes e incómodos llamados
de atención.
No
es tan fácil vuestra tarea puesto que el entramado social es, realmente, cada
vez más complejo.
No
es una cuestión de algún estrato social sino que es un desafío social el que
deben emprender.
Sé
que les resultaría mucho más fácil el cumplir con aquellas interminables listas
de solicitudes de juguetes que recibían.
Si
bien exigía toda vuestra capacidad de Magos, esto de hoy es mucho más exigente.
Los
tiempos han cambiado.
Yo
me los imagino conservando una asombrosa capacidad de adaptación ya que de otra
forma habrían dejado de tener cierta vigencia.
La
calidad y la sofisticación de vuestros regalos se han ido modificando con el
paso del tiempo. ¿Por algo son Magos, verdad?
A
lo largo de los muchos años de tarea deben de haber recibido insólitas
solicitudes pero las mismas no eran otra cosa que una sostenida ilusión que se
materializaba en tal pedido.
Por
eso es que, me parece, no les debe de extrañar el pedido de ilusiones para
todos.
No
ilusiones propias de ilusos sino esas que llevan a las ganas de vivir y a un
compromiso con la misma vida.
Esas
ilusiones que mantienen encendida la fe en un sentido válido para la vida.
No
dudo en que es un abuso de mi parte y, desde mi ignorancia, puesto que no sé si
ustedes solamente actúan en y para los niños. Pero, realmente, me gustaría, ya
que pido, hacer extensiva mi solicitud.
Todos
estamos necesitando de ilusiones. Niños, adultos y ancianos.
Quien
más quien menos, con asombrosa facilidad, vemos como se marchitan las
ilusiones.
No,
yo no voy a pedir ilusiones que no se marchiten puesto que ello es nuestra
tarea.
Pero......
necesitamos de ilusiones.
Necesitamos
ilusionarnos.
Esa
ilusión que nos renueve las ganas de vivir la vida.
Esa
ilusión que nos encuentre cada mañana con una sonrisa a flor de piel puesto que
empeñados en acercarnos algo más a su logro.
Esa
ilusión que nos impulse a brindar, de nosotros, lo mejor a los demás.
Esa
ilusión que nos reafirme, cotidianamente, que vale la pena creer en uno mismo y
en los demás.
Esa
ilusión que nos lleve a callar los defectos de los demás para ponderar sus
cualidades y logros.
Señores
Reyes Magos, obséquiennos alguna ilusión.
:Padre Martin Ponce de León SDB