Voz del Papa
¿Hablar de “tú” con Dios?
José Martínez Colín
1) Para saber
En
una clase de doctrina, la profesora invitaba a las niñas a que le hablaran a
Dios sobre lo que trajeran en su corazón. Entonces una niña preguntó: “Y cuando
rezo a Dios, ¿le puedo decir “papá” o tengo que hablarle de “usted”?
Jesús
nos revela que podemos llamarle papá a Dios. San Pablo afirma: “No recibisteis
un espíritu de esclavos para recaer en el temor, antes bien, recibisteis un
espíritu de hijos adoptivos, que nos hace exclamar: “¡Abbá,
Padre!” (Rom 8.15). La palabra “Abbá”
significa “papá” y está en lengua aramea, que es la que hablaba Jesús, por lo
que se puede afirmar que la pronunció exactamente así.
Continuando
las catequesis sobre el “Padre nuestro”, comenta el Papa Francisco que la
novedad del Evangelio está en el modo nuevo de tratar a Dios. Ahora sin ningún
miedo, podemos hablarle con la confianza de un hijo.
2) Para pensar
Hace años un profesor de Teología llamado Ramón García de
Haro tuvo la oportunidad de cenar con el Papa Juan Pablo II. Hablaron de la
crisis del hombre del día de hoy. Y en un momento de silencio oyó que el Papa
decía en voz baja, hablando consigo mismo o quizá hablando con Dios: “La
tragedia del hombre actual es que se ha olvidado de quién es”.
En verdad es una gran tragedia perder de vista haber sido
llamados a ser hijos de Dios, imagen de su Hijo. Olvidar que somos hijos de
Dios es olvidar nuestra más alta dignidad. Pensemos si solemos considerar
nuestra filiación divina.
3) Para vivir
Cuando
decimos “Padre nuestro”, con el corazón estamos invitados a decir “Papá”, a
tener una relación con Dios como la de un niño con su papá. Esta expresión,
dice el Papa Francisco, evoca afecto, intimidad, calidez, algo que nos proyecta
a la infancia: la imagen de un niño envuelta en el abrazo de un padre que
siente una infinita ternura por él. Por eso, para rezar bien hay que llegar a
tener un corazón de niño. No un corazón autosuficiente, sino como un niño en
brazos de su padre, de su papá.
Comprenderemos
mejor lo que significa que Dios sea nuestro Padre con las enseñanzas de Jesús.
Por ejemplo, en la parábola del hijo pródigo descubrimos que el padre es pura
misericordia al perdonarle todo y darle un abrazo amoroso. Es un padre que es
solo amor, nada de odio o venganza. Un padre que tiene algo que recuerda mucho
el alma de una madre. Una madre que siempre excusa a su hijo, que lo sigue
queriendo, incluso cuando ya no se merece nada. Por eso Dios no solo es un
padre, es como una madre que nunca deja de amar a su hijo.
El
Papa Francisco nos recuerda: “Dios vislumbra en ti una belleza, aunque pienses
que has desperdiciado todos tus talentos en vano”. Aunque caminemos por sendas
alejadas de Dios, como le pasó al hijo pródigo; o experimentemos una soledad que
nos haga sentirnos abandonados en el mundo; o que nos equivoquemos y estemos paralizados
por un sentimiento de amargura y culpabilidad.. En esos momentos difíciles, nos
aconseja el Papa, “dile ‘Padre’, ‘Papá’ y Él te contestará. ¡Tú tienes un Padre
que te ama!” Aunque no lo busquemos Él nos busca, aunque nos olvidemos de Él,
nos sigue amando. Nunca os olvidéis de decir “Padre”.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y
Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)