Lo difícil que no es imposible
P. Fernando Pascual
8-2-2019
Es difícil superar las
tensiones en esta zona geográfica. Es difícil erradicar la corrupción de
algunos políticos. Es difícil conseguir que en la oficina la gente trabaje de
verdad y no use las computadoras para asuntos personales.
Son difíciles tantas, tantas
cosas. Pero decir que algo es difícil no significa decir que es imposible, ni
tampoco se convierte en excusa para no hacer ningún esfuerzo por mejorar las
cosas en uno mismo o en quienes nos rodean.
Porque aunque sea difícil
superar esas tensiones, muchos hombres y mujeres pueden abrirse al diálogo,
escuchar los razonamientos de otros, exponer sus propias ideas serenamente, y
avanzar hacia una convivencia mejorada.
Porque aunque muchos piensen
que es imposible conjugar vida política y honestidad, en realidad hay más
políticos honestos de los que imaginamos, y siempre es posible dejar el interés
personal para servir a la gente.
Porque en el trabajo la
facilidad de acceso a millones de páginas de Internet y a tantos ámbitos de
redes sociales no hace imposible que un hombre o una mujer respeten sus
obligaciones profesionales y cumplan serenamente sus tareas en los tiempos
establecidos.
La lista podría ser
larguísima, pero refleja que tantas cosas difíciles no se convierten en
imposibles. Solo hace falta descubrir la clave que permite afrontar las
dificultades de modo adecuado.
¿Cuál es esa clave? La que une
honestidad y energía, amor y justicia, voluntad e inteligencia. Solo quien de
verdad percibe la belleza de un comportamiento bueno puede ponerse a trabajar a
fondo, dejar atrás mil dificultades, y llevar a puerto proyectos válidos.
Cada día llegan, como oleadas
tentadores, dificultades que surgen desde nuestros miedos y egoísmos o desde
presiones externas más o menos consistentes.
Podremos afrontarlas
serenamente si confiamos en Dios que cura las enfermedades de nuestra voluntad
libre; y en la ayuda que nos ofrecen tantas personas buenas para avanzar hacia
la justicia y la integridad ética.