Una mirada más amplia
P. Fernando Pascual
15-2-2019
Por motivos diferentes, al
entrar en una habitación nos fijamos en cuadros y libros, pero no en paredes ni
techos. En un tren, algunas personas llaman la atención y otras quedan como en
una zona de penumbra. Al ver las noticias, nos detenemos en las
"interesantes" y dejamos muchas otras a un lado.
No resulta fácil mirar las
cosas que nos rodean de un modo más completo y sin prejuicios. Tendemos
naturalmente hacia la selección. Lo cual tiene sus inconvenientes, pues podemos
excluir cosas importantes. Pero también sus ventajas: nos resulta muy difícil
observarlo todo con atención.
Aunque la tendencia a ser
selectivos es parte de nuestro modo de vivir, hay momentos en los que resulta
benéfico abrir la mente y alcanzar una mirada más amplia.
Entonces la pared nos dará
informaciones que hasta ahora parecían insignificantes y llamaremos a un amigo
para ver si hace falta arreglarla. O en el tren descubriremos que una persona
tiene dificultades en sus movimientos y requiere ayuda para subir unas bolsas
en el maletero.
La mirada más amplia no
llegará nunca a ser completa, pero al menos nos llevará a superar límites
cómodos a los que estamos acostumbrados, y nos hará más sensibles a personas y
a objetos que merecen una renovada atención y ofrecen datos que pueden ser
sorprendentemente valiosos.
En un mundo de prisas, donde
buscamos con ansiedad hacer muchas cosas y donde la pantalla del teléfono móvil
se ha convertido en el centro de nuestras miradas, abrir horizontes no solo nos
permitirá estar más atentos a los otros, sino que enriquecerá nuestras vidas
con más empatías hacia las miles de "informaciones" grandes o
pequeñas que se producen cerca o lejos de nosotros.