Para lograr buenas terapias
P. Fernando Pascual
22-2-2019
Una enfermedad muestra una
serie de síntomas más o menos definibles que indican cómo van las cosas.
Además, diversas enfermedades tienen causas que, una vez identificadas, pueden
ayudar a la prevención.
Surge un problema cuando se
atribuye como causa de una enfermedad algo que realmente no es la causa. Ese
problema impide desarrollar buenas estrategias preventivas, y, en casos
extremos, permite que la enfermedad se difunda más y más.
Lo que vale para el ámbito de
la salud se puede aplicar a otros ámbitos, sea a nivel personal, sea a nivel
social. Si, por ejemplo, se indica que las causas de la corrupción son unas
cuando en realidad son otras, seguramente no se tomarán medidas adecuadas y la
corrupción seguirá en pie, o incluso aumentará.
Por eso resulta fundamental,
al analizar cualquier tipo de mal, físico, anímico, ético, social, identificar
bien las causas que lo promueven, así como otros factores que lo hacen más
dañino o que también permiten disminuir sus efectos negativos.
Solo a través de análisis bien
llevados, con seriedad, con franqueza, con valentía, será posible superar
prejuicios o miedos que promueven la difusión de enfermedades y de malos
comportamientos.
Luego, desde esos análisis,
será posible aplicar intervenciones concretas para evitar nuevos contagios,
para atender debidamente a los enfermos (en el cuerpo o en el alma), incluso
para curar allí donde esto sea posible.
Para lograr buenas terapias,
en resumen, hay que realizar buenos diagnósticos y estudios en todos los
ámbitos. No es fácil allí donde algunos tienen miedo a la verdad o prefieren la
política del avestruz.
Pero sí será benéfico cuando,
con serenidad y buen espíritu, las mentes se abran para ver las verdaderas
causas de tantos males que afectan la existencia humana en sus diversas
dimensiones, y para luego adoptar estrategias concretas y eficaces contra tales
causas.