Voz del Papa
Un Amor diferente
José Martínez Colín
1) Para saber
Aunque
hoy en día están de moda los tatuajes, esa costumbre es muy antigua. En el
Antiguo Testamento se refiere a ellos para expresar que el amor de Dios es
permanente: “¿Acaso olvida una mujer a su niño de pecho, sin compadecerse del
hijo de sus entrañas? Pues aunque esas llegasen a olvidar, yo no te olvido.
Míralo, en las palmas de mis manos te tengo tatuada “(Isaías 49: 15-16). El
amor que Dios nos tiene es estable y estamos en sus manos de modo imborrable.
Eso
es lo que nos indica la frase “que estás en el Cielo” del “Padre Nuestro”.
Señala que el amor de Dios es distinto al humano. El Papa Francisco continuando
con la catequesis sobre el “Padre nuestro”, afirma que la oración cristiana nos
introduce en el misterio de la paternidad de Dios. El amor del Padre es un amor
paterno perfecto, estable, no como una paternidad humana limitada, voluble e
imperfecta. Al llamarle Padre a Dios, hemos de purificar nuestra idea de “padre”
de las imperfecciones humanas.
El
amor humano es susceptible de contaminarse. A veces, por ejemplo, el esposo
pretende dominar y manipular a la esposa o al revés también. ¡Cuántos amores
defraudados hay en nuestro mundo!, se lamenta el Papa. Pero el amor de Dios
Padre no es así, sino es un amor constante, perfecto, incondicional.
2) Para pensar
Sobre
el amor muchos pensadores lo han descrito de múltiples maneras. El Papa
Francisco se refirió al famoso filósofo de la antigüedad, Platón, quien en su diálogo,
“El Banquete”, trata sobre el amor. Ahí Sócrates se refiere a la mitología
donde se dice que el amor es hijo de la Pobreza (Penia) y de Recurso (Poro). El
amor se parece a sus padres y ello explica por qué es pobre y siempre necesitado
de los demás, requiere siempre amar a alguien. Pero por otra parte, está lleno
de recursos para conseguir lo que le falta, es intrépido, astuto y urde tramas
para obtener lo que desea. Por eso el amor humano es voluble, a ratos es rico,
alegre, y en otros momentos se encuentra vacío, triste y necesitado.
Comenta
el Papa que esa idea nos ayuda a comprender la naturaleza ambivalente del amor
humano: capaz de florecer y de dominar la vida en una hora del día, e
inmediatamente después se debilita, marchita y puede morir.
3) Para vivir
Nuestro
amor a Dios también es imperfecto. Lo vemos incluso en el apóstol Pedro no fue
fiel al amor de Jesús al negarlo tres veces. Siempre hay una debilidad. Sin
embargo, hay otro amor, el del Padre “que está en los cielos”, que nos ama como
nadie en la tierra nunca lo ha hecho ni lo podrá hacer.
La
frase “en los cielos” no quiere expresar una distancia, sino una diferencia
radical de amor, otra dimensión de amor, un amor incansable, que permanecerá
siempre, y está al alcance de la mano. Solo hace falta decir: “Padre nuestro que
estás en los cielos” y ese amor viene.
Por
lo tanto, dice el Papa: ¡No tengáis miedo! Ninguno de nosotros está solo. Si,
por desgracia, tu padre terrenal se hubiera olvidado de ti y quizás sintieras
rencor por él, tienes el Padre “que está en los cielos” del que eres hijo
amadísimo y no hay nada que pueda extinguir su apasionado amor por ti.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y
Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)