CONFLICTO
La
situación se venía tensando desde hacía unos días.
Desde
hacía tiempo venía reprochándome él había perdido los privilegios de estar
solo.
“Le
había dado vida” (expresión utilizada por él) a otros y se sentía desplazado.
Producto
de sus actitudes y tratando de evitar un conflicto le había trasladado a otro
lugar de la casa para que pasase sus sueños de alcohol.
Últimamente
había tomado la costumbre de revolver la heladera del comedor y llevarse algo.
El
viernes llegó temprano pero con tanto alcohol como si hubiese llegado por la
noche.
Me
preguntó si podía pasar y luego salir “dentro de media hora”. Le manifesté si
iba a salir esperase en la calle y así lo hizo.
Parecía
todos se habían puesto de acuerdo en llegar con una diferencia de unos diez
minutos. El de la media hora ya había regresado a solicitar ingresar.
Al
llegar le hice saber ya tenía la comida en su cuarto pero, igual, al entrar
supuse había de ir a buscar algo en la heladera del comedor y dicho y hecho.
Voy
hasta allí le hago saber ya tiene la comida en su cuarto y no tiene nada que
revolver allí.
A
regañadientes se va a su cuarto.
Cuando
llega quien duerme en la sala donde se encuentra la heladera le hago saber que
la otra persona no tiene nada que sacar de ese lugar.
Un
rato después me entero habían estado discutiendo y en medio de insultos se
habían alejado pero antes de retirarse tomó el control de la televisión y se
retiró con él.
Allí
debo ir a averiguar dónde había dejado el control. “Yo no lo tengo” me decía
con insistencia.
Me
pongo a buscarlo con temor lo hubiese escondido y luego olvidase dónde lo
hubiese dejado. Pero, no, el control estaba sobre una mesa en el patio de la
casa.
Rato
después escucho la voz de uno de ellos gritando con insistencia.
Voy
al patio y quien estaba en su cuarto, desde la puerta, le gritaba al otro su
disconformidad porque “Yo estaba primero y podía escuchar música en la
televisión y por ustedes ahora no tengo. Martín les dio vida y ustedes me
dejaron sin nada” claro que no puedo escribir textualmente sus gritos puesto
que estaban cargados de insultos.
Cuando
logró ver yo estaba escuchando sus
gritos se encerró en su cuarto.
Debo
reconocer temía el otro, cansado de tantos insultos, pudiese reaccionar de
alguna manera.
Debo
reconocer temía este, en su alcohol, pudiese reaccionar de alguna manera
violenta.
No
sería la primera vez que, alguien, enceguecido por el alcohol cometiese algún
disparate.
Como
hasta cerca de las 22 horas la situación estaba tensa.
Era
la primera vez que tocaba una situación de tirantez.
Insistentemente
me preguntaba cómo habría actuado Jesús en tal situación.
Sabía
no podía no era mi problema pero, también, era parte de la situación.
Sabía
debía hacer algo pero sin cometer ninguna injusticia de la que me debiese
arrepentir después.
Sabía
no había lugar para muchas palabras sino que las mismas debían ser contundentes
y claras.
Sabía
no podía dejar de tener una actitud firme. No podía, la situación, manejarme.
Actuaba
y se creaba en mi interior un conflicto puesto me decía Jesús no habría actuado
como yo.
¿Cómo
pretender razonase alguien empapado en alcohol?
¿Cómo
pretender tranquilidad a alguien que tiene un carácter muy fuerte?
¿Cómo
pretender encontrar la conducta de Jesús para actuarla si me encontraba tratando
que la situación no se me fuese de las manos?
Ha
sido el primer conflicto que nos ha tocado vivir desde que comenzamos la
actividad pero nunca había sentido con tanta intensidad el conflicto sobre mi actuar y lo de Jesús.
Este
era el conflicto que más reclamaba mi atención.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB