Caminos de excelencia
P. Fernando Pascual
2-4-2019
Un médico puede dejarse llevar
por las prisas y descuidar su deber de actualizarse. O puede tomarse en serio a
cada paciente y vivir en una actitud de estudio permanente.
Un político puede quedar atrapado
por los intereses de grupos de poder, por el miedo a los medios de
comunicación, por las ambiciones personales. O puede orientar su mente y sus
decisiones hacia la búsqueda del bien común.
Un periodista puede repetir lo
que otros dicen, inventar detalles falsos, añadir comentarios claramente
distorsionadores. O puede analizar si una nueva información sea o no sea
correcta y buscar caminos para conocer mejor los hechos en su contexto.
Un zapatero puede usar
material en mal estado, prestar poca atención a las costuras, poner los clavos
con prisas sin fijarse en los detalles. O puede esmerarse para que cada zapato
sea útil, cómodo y duradero.
La lista de alternativas es
mucho más larga. Va desde las cosas más sencillas (cómo quitar el polvo en
casa) hasta las más complejas (cómo asegurarse que una nueva medicina sea útil
y reduzca al máximo los posibles efectos negativos).
Esas alternativas reflejan un
aspecto clave de la condición humana: la apertura hacia lo malo, con todo lo
que ello implica de daños para uno mismo y para otros; y hacia lo bueno, con
todos los beneficios que se producen desde decisiones acertadas.
Cuando la mente y el corazón
dejan a un lado la pereza, buscan contrarrestar el egoísmo que llevamos dentro,
y se orientan a todo lo que pueda ser mejor para quien actúa y para los demás,
emprendemos caminos de excelencia.
En un mundo donde la
mediocridad genera tantos daños, donde los odios y las pasiones bajas destruyen
las conciencias, brillan con una intensidad propia las vidas de quienes desean
la excelencia desde el amor a Dios y a los hermanos.
Porque las personas que siguen
caminos de excelencia no se conforman con lo mediocre, sino que buscan, en las
decisiones concretas de la vida personal, familiar y profesional, aquello que sea
lo mejor para uno mismo y para los demás.