Atreverse a pensar
P. Fernando Pascual
17-5-2019
Para algunos, la famosa frase "atrévete
a pensar" representaría uno de los grandes proyectos del Iluminismo del
siglo XVIII.
Sin analizar la frase en su
contexto y sentido original, podemos preguntarnos: ¿ya nos atrevemos a pensar?
La respuesta, para muchos,
parecería obvia: ha aumentado la escolarización, hay muchos medios de
comunicación, contamos con Internet...
Pero la respuesta no parece
tan obvia cuando se leen tantos y tantos comentarios en Internet de personas
diferentes.
Porque en muchas de esos
comentarios se palpa odio visceral, simplificaciones distorsionadoras,
revanchismo, credulidad, poca comprensión de los hechos.
Basta con ver cuántas personas
se quedan con el titular de una noticia cuando tal titular no corresponde a lo
que luego dice el artículo.
Algunos dirán que eso es culpa
del medio informativo, al atraer lectores con la ayuda de titulares
distorsionados y atractivos.
Pero precisamente esa "culpa"
del medio muestra, primero, que algunos periodistas piensan más en el éxito que
en la precisión; y que algunos (¿muchos?) "lectores" se quedan con
los titulares y no son capaces de leer los artículos en sus detalles.
El fenómeno de los titulares
engañosos quedaría paliado, según algunos, si el contenido de los artículos
estuviera bien elaborado. Sin embargo, un poco de experiencia lleva a una
conclusión muy diferente: hay periodistas que distorsionan de modo clamoroso no
solo los titulares, sino también su modo de presentar los "hechos"...
Entonces, ¿hemos adquirido, en
serio, la valentía de pensar por nuestra cuenta? ¿Somos capaces de tener una
mente abierta para distinguir entre datos claros, datos confusos, conclusiones
aceptables y manipulaciones ideológicas?
Atreverse a pensar exige un
trabajo sistemático y una formación profunda que lleva a acercarse a las
noticias y a los hechos con amplitud de miras, con una sana prudencia, y con
capacidad para ver mucho más lejos de lo inmediato.
La realidad del mundo en el
que vivimos y de las personas que lo configuran es sumamente compleja. Una
persona que ha aprendido a pensar tiene la suficiente apertura de mente para
evitar simplificaciones reductivas y análisis distorsionados, y para lanzarse a
investigar seriamente los hechos del pasado y del presente.