Sobre lo inútil
P. Fernando Pascual
4-7-2019
Esperar un tren que no llega.
Hacer una cita con el médico que luego es cancelada. Leer una
"noticia" que luego resulta falsa. Dedicar más de una hora a un juego
digital mientras había tantas cosas urgentes que acometer.
Pensamos que hay momentos de
nuestra vida que no tienen sentido, que son inútiles. ¿Para qué sirvió correr
hacia el autobús si arrancó antes de llegar a la parada? ¿Qué ha dejado en mis
manos y en mi corazón aquella conversación completamente absurda?
Hablar de cosas y acciones
inútiles significa que existen otras que vemos como útiles. Quizá las primeras
puedan producir algún beneficio, aunque no lo percibimos. Y tal vez las
segundas no dejaron tantos beneficios como suponemos.
No resulta fácil, entonces,
distinguir entre lo que es completamente inútil (¿existe algo así?), lo que es
en parte útil y en parte inútil, y lo que parece inútil cuando en realidad ha
dejado algún buen resultado.
Porque aquella espera
"inútil" ha servido para hacernos un poco más pacientes y nos
permitió saludar a un señor que necesitaba desahogarse. Sin saberlo, nuestro
"tiempo perdido" resultó ser precioso para aquella persona...
Lo que sí está claro es que no
nos gusta para nada emplear nuestras energías y nuestras vidas en lo que sea
inútil. Tenemos un deseo profundo por lograr resultados, por alcanzar metas,
por dejar en nuestro corazón y en el de otros una huella de bien y de belleza.
El camino de la vida nos pone
ante cientos de alternativas. En cada opción pensamos qué
pueda ser realmente útil y cómo evitar una pérdida absurda (inútil) de
energías.
Por eso pedimos ayuda a Dios y
a buenos compañeros de camino para que podamos, en este momento, descubrir
aquello que sea mejor, más "útil", es decir, más justo, más noble, más
lleno de amor y de esperanza.