Una oración perfecta
La “Oración Dominical”
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Es
difícil saber explicar con exactitud a qué sabe un alimento. Por ejemplo, al
explicar a qué sabe la fruta del mango, puedo compararlo con otros sabores, o
decir que es dulce, pero aun así podría coincidir con otros sabores. Hasta que se
prueba y saborea, cuando se tiene la experiencia, entonces ya conocemos a qué
sabe.
Es
lo que hace Nuestro Señor Jesucristo con sus discípulos. Cuando le piden que
les enseñe a orar, comentaba el Papa Francisco el pasado domingo, no les da una
definición abstracta de la oración, ni les enseña una técnica efectiva para
orar y “obtener” algo. En cambio, les invita a experimentar la oración
diciéndoles: Cuando os pongáis a orar, habréis de decir: “Padre nuestro, que
estás en los cielos…” Es decir, los coloca directamente en comunicación con el
Padre, despertando en ellos la nostalgia de una relación personal con Él, con
Dios, con el Padre. Y añadía el Papa: “¡He aquí la novedad de la oración
cristiana! Es un diálogo entre personas que se aman, un diálogo basado en la
confianza… Es un diálogo del Hijo al Padre. Es un diálogo entre el papá y su
hijo, del hijo con el papá… Esta es la oración cristiana”.
2) Para pensar
En
las proximidades de Jerusalén, en la cima del monte de los Olivos, se halla la
llamada “gruta del Padre Nuestro”, donde según la tradición local fue la
enseñanza de Jesús sobre la oración del Padre Nuestro. Los muros que rodean un
presbiterio están cubiertos por paneles de cerámica con la oración escrita en
más de setenta idiomas. Esta oración también es conocida como “Oración Dominical”,
pues significa “Oración del Señor”, al hacer referencia a su raíz latina, donde
“Dominus” significa “Señor”. Por eso también un día de la semana se llama “domingo”,
pues es el “Día del Señor”.
Es
“Oración del Señor”, por dos razones: Una, porque Jesús nos da las palabras: Él
es el Maestro de nuestra oración. Y la segunda, porque como es Verbo encarnado,
al ser hombre conoce nuestras necesidades, y nos las revela: es el Modelo de
nuestra oración.
Pensemos
si sabemos valorar el Padre Nuestro y lo rezamos como verdaderos hijos de Dios.
3) Para vivir
Muchos
autores, como San Agustín, Santo Tomás de Aquino o Tertuliano, califican al
Padrenuestro como la oración principal del cristiano, pues viene a ser un
resumen de todo el Evangelio, un compendio de nuestras peticiones y la más
perfecta de las oraciones. En ella, pedimos todo lo que podemos desear y según
el orden en que conviene desearlo.
Así,
uno de los dones más precioso que nos ha dejado Jesús es la oración del “Padre
Nuestro”, que es verdaderamente única. Y además, Jesús envía al Espíritu Santo
a nuestros corazones para que seamos realmente hijos de Dios y podemos llamar a
Dios como Padre, por la gracia, con toda propiedad.
Lo
que pedimos en el “Padre Nuestro”, señalaba el Papa Francisco, se ha cumplido y
se nos da en Jesús: la santificación del Nombre, la venida del Reino, el don
del pan, el perdón y la liberación del mal. Cuando pedimos, abrimos nuestras
manos para recibir.
Concluía
el Papa Francisco invitándonos a pedirle a la Virgen María que nos ayude a orar
al Padre en unión con Jesús para vivir el Evangelio, guiados por el Espíritu
Santo.
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