Apoyados en opiniones frágiles
P. Fernando Pascual
6-8-2019
Opinamos que no lloverá por la
tarde. Opinamos que el periódico cuenta noticias verificadas. Opinamos que las
promesas electorales son serias.
Luego llegan las sorpresas y
los desengaños. Por la tarde cae un aguacero. La noticia era falsa. El político
hace lo contrario de lo que había prometido.
Las opiniones se basan en
apariencias de verdad, pero no la garantizan, precisamente porque son frágiles,
porque carecen de fundamentos sólidos.
A pesar de su fragilidad, las
opiniones nos acompañan desde la mañana hasta la noche.
Desde opiniones entramos en la
panadería. Creemos a quien nos dice cómo llegar a la farmacia. Respondemos el
teléfono ante un número desconocido.
Es cierto que nos alegramos
cuando superamos el nivel de las opiniones al conquistar certezas bien
consolidadas, científicas, seguras.
Pero también es cierto que en
la vida miles y miles de informaciones se caracterizan por ser opiniones
débiles, por apoyarse en lo que pensamos como verdadero sin garantías absolutas
de serlo.
Gracias a Dios, al apoyarnos
en opiniones frágiles muchas cosas suelen funcionar bien, hasta el punto de que
sentimos alivio ante tantos resultados positivos.
Muchas veces por la tarde no
llueve, como habíamos sospechado. Otras veces las noticias son verdaderas. Y
menos veces (por desgracia), los políticos hicieron promesas que luego
cumplieron.
Una nueva mañana. Abro la
ventana. El cielo "promete" bonanza. Desde esa opinión empiezo el
día, con sus encuentros, con sus retos, con sus riesgos, con sus sorpresas.
Luego, lo que ocurrirá no
queda totalmente en nuestras manos. Quizá con el pasar del tiempo empezaremos a
vislumbrar que este hecho inesperado, esta opinión que resultó inconsistente, abrieron
un horizonte de bondad no prevista.
Entonces comprenderemos que
Dios quiere (o permite) todo lo que ocurre para conducirnos por un camino
misterioso que nos acerca, poco a poco, al abrazo del Padre de los cielos...