Conocimiento y felicidad
P. Fernando Pascual
6-8-2019
¿Es más feliz uno cuando
conoce más? La pregunta puede surgir ante tantos sufrimientos y dolores que
caracterizan la existencia humana.
Frente el dolor, uno se
pregunta sobre su origen, sobre su sentido, sobre los modos concretos para
paliarlo, incluso sobre las opciones que puedan prevenirlo o eliminarlo.
Esas preguntas buscan
conocimientos, buscan explicaciones, buscan remedios. En cierto sentido,
pensamos que al encontrar respuestas válidas se podría hacer mucho para evitar
tantos dolores.
También la búsqueda de la
felicidad está acompañada de preguntas: ¿dónde se encuentra? ¿Cómo lograrla?
¿Es posible para todos? ¿Existen caminos buenos y caminos malos hacia la
felicidad?
Para algunos, encontrar
respuestas ante esas preguntas, conocer mejor remedios para el dolor y rutas
para la alegría, permitiría avanzar hacia la felicidad.
Numerosos filósofos y
pensadores del pasado y del presente han ofrecido y ofrecen teorías sobre la
felicidad. Desean ayudar a las personas para que, desde conocimientos válidos,
guíen sus decisiones y encuentren caminos hacia la paz y el gozo.
No todas las teorías
corresponden a la verdad, ni todos son capaces de entenderlas y practicarlas.
Además, ni la mejor teoría sobre la felicidad puede aliviar a quien vive bajo
graves injusticias y males, narrados por la literatura y por la historia, y
experimentados tantas veces en la propia experiencia personal.
A pesar de las dificultades,
la búsqueda de verdades en estos temas es vista como un camino que nos acerca a
la felicidad. Porque la inteligencia guía y acompaña nuestras decisiones cuando
alcanza criterios con los que entender mejor lo que significa la vida humana y
sobre los bienes asequibles en cada situación.
El conocimiento es, en
resumen, un ingrediente importante en el camino hacia la felicidad. No basta,
porque la felicidad depende de muchos factores externos. Pero orienta, incluso
consuela, al colocar los hechos y las situaciones en un justo contexto, y al
abrir perspectivas de esperanza cuando se descubre, por ejemplo, que existe un
Dios que garantiza la victoria definitiva del bien y de la justicia.