Voz del Papa
La alegría de dar
José Martínez Colín
1) Para saber
Se
cuenta que en cierta ocasión, Gandhi y sus amigos subieron corriendo a un tren ya
puesto en marcha. Pero a Gandhi se le soltó una de sus sandalias y cayó en la
vía. Gandhi y sus amigos trataron de recuperarla, pero sin éxito, pues el tren
ya avanzaba con rapidez. Y ante la sorpresa de todos, Gandhi se descalzó su
otra sandalia y desde el tren la arrojó donde estaba la otra. Sus amigos le
preguntaron: “¿Por qué haces esto?” Gandhi contestó: “Quien encuentre una sola
sandalia no le servirá, pero si tiene el par podrá usarlas”.
Pensar
en las necesidades ajenas nos lleva a compartir nuestros bienes. Cuando comenzó
el cristianismo, cuenta el libro de Los Hechos de los Apóstoles, los cristianos
tenían “un solo corazón y una sola alma” y no consideraban de su propiedad lo
que poseían, “sino que todas las cosas las tenían en común” (Hechos 4,32). Ahora
el Papa Francisco meditó ese texto, y nos señala que ese modelo de vida tan
fuerte nos ayuda a ser generosos y no mezquinos.
2) Para pensar
En
el desarrollo de la Iglesia ha sido muy importante la experiencia de la koinonía, dice el Papa Francisco, pero
¿qué quiere decir esta palabra rara? Es una palabra griega que significa “poner
en comunión”, “compartir”, “comunicar”, ser como una comunidad.
La
koinonía se refería a participar en
el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por eso decimos que “comulgamos” o que recibimos
la “Sagrada Comunión”, es decir, entramos en comunión con Jesús y desde ahí a
la comunión con nuestros hermanos y hermanas.
Un testimonio de la santa Madre Teresa de Calcuta nos muestra que hay
más alegría en dar que en recibir: “Tuve mi mayor experiencia de amor
precisamente con una familia hindú. Un señor muy amable vino a decirme: ‘Hay
una familia que no tiene qué comer. Haga algo’. Entonces tomé un poco de arroz
y me dirigí inmediatamente a su casa. Vi a los niños -sus ojos brillaban de
hambre-… La madre de esos niños tomó el arroz que le di, y salió de su casa.
Cuando volvió, le pregunté: ‘¿Adónde ha ido?’ Me respondió con sencillez: ‘Ellos
también tenían hambre’. Me impresionó que fue a compartirlo con una familia
musulmana”. Y concluye: “No les llevé más arroz pues quería que disfrutaran de
la alegría de compartir. La alegría de esos niños que compartían su felicidad y
la paz de una madre que, con un amor sin límites, era capaz de eso, suponía la
confirmación de que el amor se comienza a aprender en el seno de la familia”.
3) Para vivir
Es
hermoso ver a todas las personas del voluntariado en que comparten su tiempo, o
las visitas a los enfermos o los pobres, dice el Papa Francisco. Es el modo adecuado
de ser cristiano, compartiendo, que es una forma de amar. Al inicio del
cristianismo llegó a ser tan manifiesto que los paganos que miraban a los
cristianos decían: “¡Mirad cómo se aman!”. Un amor con obras.
Un
poco en broma, pero también en serio, el Papa Francisco afirmó que la señal de
que nuestro corazón se ha convertido es cuando la conversión llega al bolsillo:
allí es donde se ve si uno es generoso, si uno ayuda a los débiles y a los
pobres. Si se quedara sólo en palabras, no es una buena conversión. Ser
creyentes en Jesús nos hace a todos corresponsables los unos de los otros.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía
(Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)