Voz del Papa
¿Me equivoco al juzgar?
José Martínez Colín
1) Para saber
A
veces sucede que de primera vista juzgamos mal a una persona. Y, después de
conocerla más, nos damos cuenta que es una buena persona, nos equivocamos.
Ocurre que el hombre es falible, puede equivocarse al emitir un juicio. Tenemos
experiencia que erramos al juzgar un hecho o a una persona. Podríamos pensar
que nos falló la inteligencia, pero realmente fuimos nosotros quienes, con
nuestra voluntad, “obligamos” a la razón para que acepte ese juicio erróneo.
Por ejemplo, al ver a lo lejos a una persona, la confundo con un amigo. Por la
inteligencia solo sé que se parece, pero me precipito y decido aceptar, sin más
pruebas, que esa persona es mi amigo y, entonces, la llamo por su nombre, y
cuando se acerca, veo que no lo es, me había equivocado. En este caso, por precipitarme
me equivoqué.
Hace
días el Papa Francisco invitaba a no precipitarse en juzgar, siguiendo el
ejemplo de Gamaliel, personaje del libro de Los Hechos de los Apóstoles. Cuando
los fariseos querían dar muerte a los cristianos, este “doctor de la ley” les aconseja
no juzgarlos apresuradamente. Era mejor esperar para ver si realmente Dios
estaba con ellos.
Si
fuéramos más prudentes al juzgar, evitaríamos muchas equivocaciones.
2) Para pensar
Se
cuenta que una madre le pidió a su hijo que fuera al bosque por leña seca. Era
un crudo invierno. El hijo salió con un hacha y encontró un árbol que parecía
seco y lo cortó. Ya en primavera, el chico y su madre fueron al bosque y vieron
con tristeza que al tronco del árbol que parecía muerto le habían brotado
algunos renuevos, estaba vivo. El hijo comentó: “Estaba seguro de que estaba
muerto. Había perdido todas las hojas y no se veía ni una pizca de vida. Pero ahora
advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco”.
Entonces
su madre le aconsejó: «Nunca olvides esta lección. Jamás cortes un árbol en
invierno. Eso significa que jamás has de tomar una decisión negativa en tiempo
adverso: Nunca tomes decisiones importantes cuando estés en tu peor estado de
ánimo. Espera. Sé paciente y prudente. La tormenta pasará. Recuerda que la
primavera volverá».
Cuando
la persona se encuentra invadida de ira, coraje o tristeza, las decisiones que
toma están afectadas por ese estado de ánimo, y luego se arrepentirá. San
Josemaría Escrivá nos aconseja: “No reprendas cuando sientes la indignación por
la falta cometida. Espera al día siguiente, o más tiempo aún. Y después,
tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. Vas a conseguir más
con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. Modera tu genio” (Camino
10).
3) Para vivir
Comenta
el Papa Francisco que los Apóstoles, desde la llegada de Pentecostés, ya nunca
estuvieron solos. Se sintieron acompañados del Espíritu Santo, tanto que solían
exponer su razonamiento diciendo: “Nos ha parecido al Espíritu Santo y a nosotros…”
(Hch. 15,28).
El
Santo Padre nos invita a pedir al Espíritu Santo que actúe en nosotros para adquirir
el hábito del discernimiento, de saber juzgar bien. Así “aprendemos a ver la
realidad con una mirada contemplativa y a no hacer juicios apresurados,
descubriendo en nuestras vidas las huellas de la presencia de Dios”, concluía
el Papa.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía
(Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)