Voz del Papa
¿Somos pontífices?
José Martínez Colín
1) Para saber
Al
Papa se le suele denominar también como el “Sumo Pontífice”, pero ¿qué
significa ese título? La palabra “Pontífice” proviene de dos palabras latinas:
“pontis”, que significa “puente”. Y de la palabra “ifice” que significa
constructor. Por ello, “pontífice” expresa el “constructor de puentes”. Aunque
algunos también la derivan del etrusco, en donde significaría “sacerdote”. En
cualquier caso, se ha utilizado para designar al Papa como el constructor del
puente entre Dios y los hombres. Jesucristo es el Sumo Sacerdote y unificó a la
humanidad con Dios, por ello la misión de su vicario en la tierra, el Papa, es
servir de puente.
En
su reflexión sobre Los Hechos de los Apóstoles, el Papa Francisco explicó cuál
fue la actitud de San Pablo al llegar a Atenas, una ciudad pagana y corazón de
Grecia. Cuando el Apóstol llegó, se indignó al ver la ciudad llena de ídolos
(Hch 17,16). A pesar de la decadencia política, Atenas aún conservaba la primacía
de la cultura. Pero Pablo, en lugar de huir del paganismo, construyó un puente
para dialogar con esa cultura y hacerles conocer al Dios verdadero.
2) Para pensar
Pablo
eligió familiarizarse con la ciudad pagana, frecuentó los lugares y a las
personas más significativas. Fue a la sinagoga que era símbolo de la vida de
fe; fue a la plaza, símbolo de la vida urbana; y fue al Areópago, símbolo de la
vida política y cultural. Conoció a judíos, filósofos epicúreos y muchos otros.
De este modo, Pablo observó su cultura y el ambiente del mundo pagano, pero no lo
miró con hostilidad, sino con los ojos de la fe.
Pablo
elige la mirada que lo lleva a abrir una brecha entre el Evangelio y el mundo
pagano. En el Areópago, realiza un ejemplo extraordinario de inculturación del
mensaje de la fe: a los adoradores de ídolos les anuncia a Jesucristo, y no lo
hace atacándolos, sino haciéndose “pontífice, constructor de puentes”.
El
Papa nos invita a cuestionarnos la forma en que vemos nuestras ciudades: ¿las
observamos con indiferencia? ¿Con desprecio? ¿O con la fe que reconoce a los
hijos de Dios en medio de las multitudes anónimas?
3) Para vivir
En
Atenas había un altar dedicado al “dios desconocido” y San Pablo lo toma como
ejemplo para hablarles y entrar en empatía con sus oyentes: “Pues bien, lo que
adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar”. Proclama al Dios “que no se
oculta a aquellos que lo buscan con un corazón sincero”. A partir de ahí les
anuncia el mensaje cristiano. Y aunque casi no encuentra acogida, una mujer,
Damaris, y Dionisio se adhieren a su palabra y se abren a la fe. A partir de
ellos la fe comenzará a esparcirse por toda la región.
Con
el ejemplo de San Pablo, el Papa Francisco nos propone no encerrarnos, sino
pedir “la capacidad de inculturar con delicadeza el mensaje de la fe,
observando a los que viven en la ignorancia de Cristo con una mirada
contemplativa movida por un amor que inflame hasta los corazones más
endurecidos”.
Cada
uno en el lugar donde vive, donde trabaja o estudia, en sus relaciones sociales
y familiares, ha de vivir su fe, iluminando las realidades cotidianas con la
luz de la fe. Esa luz ayudará a los demás a encontrar y cruzar el puente que los
lleve a Dios.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y
Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)