Biografías y mosaicos
P. Fernando Pascual
30-11-2019
Un mosaico antiguo puede estar
completo y aparecer ante nuestros ojos de un modo plenamente comprensible en su
composición original. O puede estar tan dañado que apenas resulta posible
entender lo que representa.
Una biografía puede recoger
datos suficientes sobre la vida y el carácter de una persona concreta. O puede
simplemente reunir algunos trazos que impiden una visión adecuada de esa
persona.
Si vamos más a fondo, es casi
imposible que una biografía nos diga todo lo que caracteriza y expresa la
historia concreta y llena de vicisitudes de cualquier ser humano del planeta.
Porque casi todas las
biografías recogen aquellos datos y narraciones que han sido consideradas más
significativas y que han sobrevivido al paso del tiempo, pero dejan de lado
muchos otros datos sobre lo que no hay ni documentos ni narración alguna.
Por eso resulta tan difícil
llegar a una comprensión verdaderamente válida de lo que fue la vida de aquel
importante político, de ese general tantas veces alabado o criticado, de un
escritor al que muchos admiran pero pocos conocen en lo más íntimo de su
experiencia humana.
Con una sana dosis de
prudencia, al leer la biografía de cualquier ser humano, seremos capaces de
identificar aquellos trazos del mosaico que dicen mucho de esa persona, y
aquellos otros trazos que nos faltan y que nos impiden una satisfactoria visión
de conjunto.
El único que tiene en sus
manos todas las piezas del mosaico de cada biografía es Dios. Solo Él conoce
por qué se produjo aquella decisión tan extravagante o por qué se escribió un
texto lleno de belleza literaria.
Tras la muerte, se hará
visible el mosaico de cada una de nuestras existencias. Y en ese mosaico,
esperamos, brillará de un modo intenso y sorprendente la síntesis entre las
decisiones humanas, algunas de ellas negativas y otras positivas, y la
misericordia divina, que tiene la fuerza de reparar tantas biografías humanas.