LOS PIDE PAN
Me
adueño de un término que escuché hace un tiempo.
Muy
bien no sé de quién es la propiedad del mismo.
Cuando
lo escuché por primera vez me resultó por demás simpático, casi tan simpático
como la sonrisa de quien lo pronunciaba.
Con
ese término no hace referencia a ninguna persona en particular sino que hace
referencia a un grupo de personas que poseen actitudes muy concretas.
Los
“pide pan” son esos seres que podemos encontrar en los distintos lugares de la
ciudad y nos abordan pidiendo algo.
Son
seres que han hecho de su mendicidad un estilo de vida.
Cada
uno suele tener “su lugar” y allí estar sin importar la temperatura o la hora
del día.
A
su manera suelen pasar prolongados espacios de tiempo en la calle puesto que,
la mayoría de ellos, es allí donde viven.
Algunos
de ellos viven en algunas piezas que alquilan y donde uno no sabe muy bien cómo
hacen para ubicarlas.
Son
sucuchos en pobre estado que ellos pagan para tener sus pocas y pobres
pertenencias.
Muchas
veces las carencias de dichos sucuchos hacen juego con las carencias personales
de cada uno de ellos.
Porque,
por sobre todas las cosas, son seres humanos con una historia personal muy
particular donde no falta la miseria, el alcohol o las drogas.
Esa
pesada historia personal que cargan sobre sus espaldas les ha ido llevando al
deterioro y la soledad.
Con
el paso del tiempo han ido destrozando vínculos hasta quedarse en una soledad
donde muchas veces apenas logran convivir con ellos mismos.
En
oportunidades uno tiene la oportunidad de escuchar sus historias y no logra
entender su espíritu de sobrevivencia.
Porque
ello es lo que son, apenas sobrevivientes en medio de una sociedad que, muchas
veces, los ignora, margina o teme.
Una
sociedad que los responsabiliza de su situación como si han llegado a estar así
porque así lo han deseado.
Sin
lugar a dudas tienen una cuota importante de responsabilidad ante la situación
en que se encuentran pero no son los únicos responsables.
Con
el paso del tiempo han ido aprendiendo las artes necesarias para sobrevivir en
su oficio de “pide pan”
Saben
conocer a las personas con más facilidad de lo que nosotros podemos conocerles.
Con
su sola mirada nos encasillan en conceptos muy simples pero que dicen de
nuestra actitud para con ellos. Muy difícilmente logran equivocarse.
Por
lo general parece están ausentes de los que pasan junto a ellos pero muy bien
que observan y clasifican.
En
oportunidades solemos pensar ellos están inmersos en un mundo donde nada de lo
nuestro es de su interés y solemos equivocarnos muchísimo.
Son
ojos que han aprendido a ver casi sin mirarnos y a juzgarnos sin necesidad de
intercambiar palabras.
Los
“pide pan” saben de nosotros mucho más de lo que nosotros podemos saber de
ellos. Les importamos aunque ellos no nos importen.
Por
lo general mienten. Como si ello fuese el refugio que les queda para proteger
su intimidad ya que es tan poco lo que poseen que ese poco lo esconden detrás
de frecuentes mentiras.
Mentiras
que van retirando en la medida establecen un lazo de cercanía y confianza con
alguien.
Sin
duda que la confianza es lo que más les cuesta brindar puesto es el único bien
que poseen y son reacios a brindarlos inmediatamente.
Cada
uno de ellos es una persona que se llega a nuestra vida para que les veamos y
les brindemos una mano desinteresada y solidaria.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB