La ternura de Dios
La Navidad ilumina nuestra vida
Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Un
sacerdote de Brasil había puesto una casa de asistencia para los niños que recogía
de la calle. Ahí los atendía, los cuidaba y formaba. Un día se escapó un niño,
que parecía el mejor de todos. El sacerdote preocupado se preguntaba la razón
por la que se había ido. Decidió ir a buscarlo por los barrios más miserables. Al
fin lo encontró y el niño regresó feliz con el sacerdote, quien le preguntó por
qué se había ido. El niño le respondió: “Quería saber si era verdad que me
querías. Lo comprobaría si me encontrabas”.
Con
la Navidad, nosotros comprobamos que Dios nos quiere, pues ha venido a
buscarnos y salvarnos. La Navidad nos demuestra que le importamos a Dios. El
Papa Francisco se pregunta: “¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos
conmueve?” Y responde: “Porque manifiesta la ternura de Dios. Él, el Creador
del universo, se abaja a nuestra pequeñez… En Jesús, el Padre nos ha dado un
hermano que viene a buscarnos cuando estamos desorientados y perdemos el rumbo;
un amigo fiel que siempre está cerca de nosotros; nos ha dado a su Hijo que nos
perdona y nos levanta del pecado”.
2) Para pensar
Existen
muchas pinturas, de muchos estilos, que han representado el Nacimiento de
Jesús. Algunas ilustran la presencia de los pastores o la adoración de los
Magos; otros subrayan la relación entre Jesús y su Madre. Y hay algunas que
tienen una peculiaridad: la oscuridad de la noche sólo es iluminada por el niño
Jesús, quien es la única fuente de luz. Desde el Niño recostado en el pesebre
se irradia toda la luz que ilumina toda la escena. Esto se aprecia, por
ejemplo, en pinturas de Rubens o Rembrandt, significando que Jesús es la Luz
del mundo.
Siguiendo
con su reflexión sobre el significado de los componentes del “Nacimiento”, el
Papa Francisco se detiene en el cielo estrellado en el silencio de la noche. A
veces, dice el Papa, el hombre se encuentra solo ante el firmamento y comprueba
su pequeñez. Entonces se hace preguntas decisivas sobre el sentido de su
existencia: ¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Por qué nací en este momento? ¿Por
qué amo? ¿Por qué sufro? ¿Por qué moriré?
Dios
nos responde a esas preguntas. Se hizo hombre para darnos luz y respuesta a las
preguntas decisivas sobre nuestra existencia. Trae luz donde hay oscuridad e
ilumina a quien está en las tinieblas del sufrimiento. Pensemos si nos
acercamos a esa Luz.
3) Para vivir
Poner
el “Nacimiento”, dice el Papa Francisco, es un ejercicio de fantasía creativa, para
crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando
papá y mamá, los abuelos, transmiten esta alegre tradición de rica
espiritualidad. Por ello el Papa espera que esta práctica nunca se debilite y
que, donde hubiera caído en desuso, sea redescubierta y revitalizada.
Cada
nacimiento es como un Evangelio vivo, que surge de las páginas de la Sagrada
Escritura. Si contemplamos la escena de la Navidad, nos sentiremos invitados a
ponernos espiritualmente en camino, atraídos por la humildad de Jesús que se hizo
hombre para encontrarse con nosotros. Descubrimos que Él nos ama hasta el punto
de unirse a nosotros, para que también nosotros podamos unirnos a Él. (articulosdog@gmail.com)