OLOR A NAVIDAD

 

Miremos en la dirección que miremos y encontraremos signos que nos hacen saber ya estamos en Navidad.

Hay olor a Navidad y el mismo invade todos los espacios.

Parecería como que todo adquiere una calidez particular que se prolonga en cada saludo.

Parecería como que todo se envuelve en una ternura especial que se derrama en cada beso.

Parecería como que todo se endulza con el brillo de cada mirada.

Parecería como que, desde lo más profundo de nosotros mismos, hacemos aflorar valores que durante el año se aletargan en nuestro interior.

Navidad es tiempo de cercanía del amor. Es el amor de Dios, hecho niño, que irrumpe en nuestra historia.

Ese amor que invade con su perfume todos nuestros momentos.

El amor solo es posible transitarlo con los pies descalzos.

Eso ha sido lo primero de Jesús.

Transitar, con los pies descalzos, la cercanía de nuestros caminos.

Así ha querido lo encontremos al celebrar cada Navidad.

Así ha querido aprendamos a transitar por las sendas de los demás.

Con los pies descalzos en cada mano que se extiende pidiendo pan.

Con los pies descalzos en cada brazo que hurga por algún trozo de cartón.

Con los pies descalzos en cada tiempo que se brinda cuidando algún coche.

Con los pies descalzos en cada ser que ya ha perdido las razones para un festejo.

Con los pies descalzos en cada hombro que está vacío porque no tiene con quien compartirlo.

Navidad no es una fecha en rojo en el calendario sino que una fecha en rojo en nuestro interior.

Es Navidad cuando regalamos un beso.

Es Navidad cuando estrechamos una mano.

Es Navidad cuando miramos con afecto.

Es Navidad cuando alguien pinta su rostro con el color de la felicidad.

Es Navidad cuando alguien se descubre “contigo”

Es Navidad cuando te obsequia un abrazo.

Es Navidad cuando todos tus momentos son un grito de amor.

Es Navidad cuando te haces cercanía para alguien.

Navidad es lo humano que se transforma en sus mejores connotaciones.

Navidad es lo cotidiano que se hace espacio de encuentro.

Han pasado más de dos mil años de la primera navidad pero ella continúa teniendo perfume a nuevo y aroma de novedad.

Dios hoy vuelve a hacerse cercanía para que disfrutemos el perfume de su amor.

Nos ama conociéndonos y aceptándonos.

Nos ama aceptándonos y considerándonos validos.

Validos porque todo lo nuestro le importa y lo involucra.

Validos porque nada de lo nuestro le resulta indiferente porque tan cercano que en comunión constante con cada uno.

Hay olor a Navidad y ello nos despierta nuestros mejores deseos para con los demás.

Hay olor a Navidad y preparamos lo nuestro para compartirlo con todos.

Hay olor a Navidad y ello hace nuestro día se torne corto de horas porque cargado de tareas para hacer.

Hay olor a Navidad y todo se vuelve fuente portadora de tal olor. Es olor a presencia cercana, es olor a mirada tierna, es olor a abrazo, es olor a caricia y mimo de Dios.

Hay olor a Navidad y ello hace brote en nuestro interior el deseo de una FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

 

Padre Martin Ponce de Leon SDB