Hablar de derechos e ir contra
los derechos
P. Fernando Pascual
21-12-2019
Entre las paradojas de algunas
propuestas políticas hay una que sorprende y engaña: hablar de nuevos derechos
cuando no se garantizan los derechos fundamentales.
Ocurre eso, por ejemplo,
cuando se promueve, como si fuera un derecho, la eutanasia para algunos, cuando
no se garantiza a millones de personas el acceso a servicios mínimos de salud
ni a curas paliativas.
O cuando se ensalzan los
derechos sociales mientras siguen en pie leyes que vulneran el derecho básico
de la vida social: el de la vida (de los no nacidos y de los ya nacidos).
O cuando se promueven
políticas autodenominadas "de igualdad" cuando no se hace
prácticamente nada ante diagnósticos prenatales con los que se eliminan cada
año a miles de hijos por ser declarados "defectuosos".
Lo paradójico de estas
situaciones y parecidas está en usar el lenguaje de los derechos para dar una
apariencia de amor a la justicia y a la igualdad, mientras se guarda silencio
(o incluso se promueven) ante leyes que van contra la justicia y la igualdad.
Por desgracia, miles de
personas se dejan engañar por esos políticos que abusan de la palabra "derechos"
y no reaccionan ante graves injusticias con las que se convive pacíficamente.
Solamente cuando haya
esfuerzos sinceros y eficaces por garantizar el derecho más elemental, el de la
vida, especialmente de los hijos antes del parto, tendrá sentido discutir sobre
la existencia de otros derechos.
Hace falta superar el arbitrio
y la injusticia de quienes "se arrogan el poder de decidir sobre quién
debe vivir o morir" (cf. Juan Pablo II, "Evangelium
vitae" n. 66). Solo entonces se promoverá, como repetía el Papa venido de
Polonia, una "nueva cultura de la vida".