ELOGIO DE LA PEREZA
Padre Pedrojosé ynaraja díaz
No de la holgazanería, a la que en
ocasiones me he referido, acusándola de muchos males.
Irse a dormir no significa quedar
dormido de inmediato. Despertarse tampoco debe exigir levantarse veloz al
sonido de la alarma.
Dormir poco, generalmente,
significa mermar capacidad a la jornada que deberá vivir despierto.
Tenía por costumbre levantarme a
las 6 de la mañana e irme a dormir muy pasadas las 12 de la noche. Ahora no lo
hago. Con la lentitud y serenidad que facilita estar en la cama, las primeras
palabras se las puede uno dirigir a Dios y decirle, como es mi caso: “buenos
días, me des Dios. Muchas gracias, te doy Dios” pienso ahora, hoy me has
regalado 31.799 días. Hoy me obsequias con este que empieza ahora y es nuevecito,
sin estrenar ¿cómo te lo agradeceré? ¿qué me propongo
hacer?. “Santa María, ruega por nosotros” acostumbro a añadir.
Esta temporada de encerrona me han
convertido en eremita. Fue una de las primeras vocaciones que se escogieron
pasadas las persecuciones romanas. He observado sus recuerdos por las
escarpadas laderas que flanquean el camino del Éxodo. He contemplado las
montañas de Capadocia, agujereadas por cuevas, que perforan sus graciosas
colinas. He visitado algunas. Ciertos eremitas, hicieron de sus antros
oratorios y decoraron sus muros con imágenes propias de iconos. Sin ir tan
lejos, la montaña de Montserrat no es ajena a esta vida santa.
En esta ratonera donde paso el día,
sin poder salir y ni que pueda venir nadie, uno escoge libremente, sin prisas,
sin agobios, la labor que el Señor le tiene preparada.
Expresiones frecuentes como: tengo
mucha prisa, no he tenido tiempo, uno no las dice a nadie, ni se las dice a sí
mismo.
En soledad, sin que nadie ordene,
ni amenace, ni castigue, aprende uno a preguntarse cual
es la vocación que Dios nos tiene preparada, más que pretender conseguir
sentirse realizado. El único fiscal es la propia conciencia y Dios.
En la cama, señalo la cruz sobre mi
cuerpo, diciendo: Buenas noches, me des Dios.