Pánico
P. Fernando Pascual
14-4-2020
Surge el pánico entre los
soldados. Después de los primeros disparos cae un compañero. Huida de muchos
para salvar la propia vida.
Surge el pánico entre los
habitantes de un pueblo o una ciudad: acaba de comenzar una epidemia, y todos
miran con sospecha a los que dan señales de los primeros síntomas.
Surge el pánico entre los
inversionistas: anuncian leyes que penalizarán los beneficios. La cotización en
la bolsa baja en picado.
Surge el pánico en una persona
que camina por una calle poco transitada: oye, a sus espaldas, el ruido de otro
que se acerca apresuradamente.
Son tantas y tantas las
situaciones de pánico que afectan a los individuos y a los grupos. Incluso en
un día ordinario puede, de repente, aparecer un peligro imprevisto que genera
una sensación caótica de miedo.
El sentimiento de pánico
dificulta pensar con calma. Unos buscan causas para intervenciones de
emergencia. Otros ya están planeando una fuga o una compra urgente de lo que
pueda servir para los próximos días.
Además, cada uno afronta una
situación que parece peligrosa de maneras diferentes. Por eso las reacciones
pueden ser mejores o peores, capaces de aliviar o de empeorar las cosas.
Cuando uno logra superar las
primeras impresiones ante lo que se presenta como peligro serio, y cuando el
grupo deja a un lado reacciones colectivas absurdas, resulta más fácil afrontar
lo que ocurre con mejores perspectivas.
Entonces las decisiones podrán
ser mejores. Aunque haya hilos por atar, al menos se evitarán reacciones
absurdas, en las que el “remedio” resultaría más dañino que la “enfermedad”.
Una nueva noticia inesperada y
amenazadora se asoma en la pantalla de nuestros móviles. Llega la hora de
analizar si se trata de algo serio, si hay algo que podamos hacer para prevenir
daños, si se nos pide un gesto valiente para ayudar a otros.
No podemos dejarnos llevar por
el pánico. Con serenidad, con prudencia y, cuando sea necesario, con una sana
audacia, estaremos en condiciones de afrontar un peligro en vistas a lo mejor
para nosotros, para nuestros seres queridos y para otros seres humanos
implicados.