HUMANO
En
estos días donde aún prolongamos la celebración de la Pascua de Jesús le
contemplamos apareciéndose a sus discípulos.
En
oportunidades les enseñará las heridas que han quedado de su pasaje por la
cruz.
Tal
cosa la realiza para que nunca olviden que el resucitado es el mismo que ha
sido crucificado. No podemos quedarnos en uno solo de los aspectos de la vida
de Jesús.
Hay
cristianos que poseen vocación de víctimas y ellos se quedan en la cruz sin
llegar a la resurrección. Hay cristianos que tienen una vocación de
triunfalismo y, parece, que ellos no salen de la resurrección para pasar por la
cruz.
Pero,
también, el Jesús resucitado reiteradamente o come con los discípulos o
comparte con ellos el pan.
Es
evidente que ninguna de las comidas de Jesús deja de tener connotaciones
eucarísticas pero, también, connotaciones de humanidad.
Jesús
jamás deja su condición de humano. Un humano resucitado pero humano al fin.
Toda
la historia de salvación de Dios a través de Jesús dice de la condición humana.
Cuanto
más cristiano nos sepamos más humanos nos debemos descubrir.
Cuanto
más humano seamos más cristiano habremos de ser.
Desde
Jesús es imposible separar ambas realidades y así nos lo muestra con su
alimentarse compartiendo la comida.
Es
compartir lo más nuestro como es el hecho de alimentarnos construyendo
cercanía.
En
este tiempo, producto de la situación que estamos viviendo, han surgido las
“ollas populares”.
Es
una manifestación de cercanía y solidaridad.
Es
una expresión de generosidad e identificación con aquellos que, hoy, precisan
una mano.
Es
tener presente lo humano que espera y necesita de una palabra plena de cercana
solidaridad.
Es,
también, tener muy en cuenta la necesidad de coordinar esfuerzos.
Es
muy fácil rezar por los que están pasando tiempos muy complicados. Es muy
difícil ser solidarios con ellos.
Jesús
come con ellos para hacerles saber que no deben quedarse en realidades
espirituales o en un triunfalismo que les haga dejar de tener los pies sobre la
tierra.
Jesús
los espera en la orilla con un pescado sobre las brazas. Pero es consciente de
que no alcanza y, por ello, les hace echar la red para pescar en abundancia así
todos pueden ser saciados.
Es
brindar lo que está a nuestro alcance sin perder de vista la realidad. Lo
nuestro siempre será limitado y deberemos limitarnos a lo poco porque ello es
lo que podemos.
Cuando
logramos coordinar, “tiren la red a la derecha del barco”, lo nuestro se hace
más poderoso y más útil porque más abundante.
Jesús
no nos enseña realidades puramente espirituales sino, también, la mejor forma
de relacionarnos con los demás por ello es que siempre conserva los pies sobre
la tierra y nos muestra a obrar en consecuencia.
Mirarle
es siempre aprender a comportarnos con sentido común y realismo porque
intentando ser muy útiles como seres humanos.
Todo
lo de Jesús si bien hace referencia a su realidad de sacramente del Padre dice, también, de la cercanía de Dios con lo
humano.
Quizás
hemos prestado más atención a un Jesús ausente de las cosas de
los hombre y ha sido tanto que los humanos han creído poder construir su
historia prescindiendo de Él.
Este
tiempo de Pascua que estamos viviendo nos hace tomar consciencia de que ello se
debe a una mirada incorrecta de lo suyo.
Este
tiempo de pandemia mundial nos hace tomar consciencia de que nos necesitamos
los unos a los otros de manera muy particular pero, también, necesitamos de Él
para no bajar los brazos y ser útilmente solidarios porque humanos y
cristianos.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB