El amor que me salva
P. Fernando Pascual
23-5-2020
Sé que Dios es amor. Estoy
seguro de que me ama. Puedo decirlo, puedo explicarlo a otros. Pero necesito
experimentarlo en mi propia carne, ante mis pecados.
Porque los pecados, que
ofenden a Dios y dañan el amor a los hermanos, también generan desaliento, al
constatar nuestra fragilidad ante las acometidas del mal.
Sentir, entonces, la mirada de
Cristo, nos alivia. Vino al mundo por amor. Aceptó la muerte por amor. Resucitó
por amor. Y nos acompaña a lo largo de los siglos por amor.
La experiencia de Su amor se
concreta en la misericordia para los que somos pecadores. Conoce nuestra
historia personal, nuestros momentos mejores y aquellos en los que dejamos
triunfar el egoísmo.
Precisamente porque nos
conoce, Su amor llega a cada uno de un modo concreto, único. Y así podemos
levantarnos, podemos volver a empezar un día y otro y otro.
Como repite el Papa, Dios no
se cansa de perdonar, pero a veces nosotros nos cansamos de pedir perdón.
Pero al descubrir que somos
importantes a Dios, al ver que casi mendiga nuestro arrepentimiento como si
fuera más para el bien suyo que para el bien nuestro, podemos salir de nuestro
abatimiento y empezar el camino de la conversión.
Dios me ofrece un amor que me
salva. Desde ese amor, afrontaré este día con más esperanza, con más energía,
con más humildad. Como leo en la Biblia, Él es mi fuerza, mi poder, mi alcázar,
mi salvación, mi Dios y mi Señor...