Voz del Papa
Una oración poderosa
José Martínez Colín
1) Para saber
El
llamado “Rey del acero”, el empresario Andrew Carnegie (1835-1919), ha sido considerado
por la revista Forbes como la segunda persona más rica de la historia. Dedicó su
fortuna a la educación: bibliotecas, escuelas y universidades en varios países.
Muchos le piden ayuda y tenía a un asesor para tramitar las peticiones. En una
ocasión una anciana detuvo al señor Andrew y le rogó que le ayudara con la
hipoteca de su casa. “Está bien, señora, su hipoteca será cancelada”, respondió
Andrew. El asesor que lo acompañaba le objetó: “Perdone señor, pero yo ya le
había negado a esa señora ese favor. No hay motivo para ayudarle”. Carnegie
replicó: “Sí, existe uno”. El asesor intrigado preguntó: “Y si no fuera
indiscreta mi pregunta, ¿Qué motivo es?” Andrew le dijo: “El enorme parecido
que tiene con mi madre”.
A
lo largo de la historia, a pesar del mal existente, nunca han faltado personas
que consigan de Dios las gracias para que la humanidad continúe. Es la oración
de los justos, dice el Papa Francisco en su cuarta catequesis sobre la oración,
la cual es un dique, es un refugio ante la oleada de maldad.
2) Para pensar
El
Papa Francisco recordó a un jefe de gobierno, importante, no de esta época, del
pasado. Era un ateo que no tenía sentido religioso en su corazón, pero de niño
escuchaba a su abuela rezar, y eso permaneció en su corazón. Y en un momento
difícil de su vida, ese recuerdo volvió a su corazón y dijo: “Pero la abuela
rezaba…”. Así que empezó a rezar con las fórmulas de su abuela y allí encontró
a Jesús.
Esa
abuelita es parte de esas personas que no dejan de rezar y forman como una
cadena que se va continuando a lo largo del tiempo. Rezan por ellos mismo y por
todos. Aunque a menudo son incomprendidos o marginados en el mundo, el mundo
vive y crece gracias a sus oraciones que “atraen” el poder de Dios. Son una
cadena que no hace ruido, y sin embargo ¡es tan importante para devolver la confianza
al mundo!
3) Para vivir
El
plan que tiene Dios para la humanidad es muy bueno: la felicidad de todos los
hombres. Sin embargo, desde el inicio el hombre introdujo el mal con el pecado.
Y aunque no ha dejado de haber conflictos, tampoco han faltado buenas personas
que continúan la “cadena de vida” con su oración y van sembrando vida. Y es
importante sembrar esa vida desde niños. Dice el Papa que le duele cuando se
encuentra con niños que no saben hacerse la señal de la cruz, y hay que
enseñársela bien, porque es la primera oración: “Es importante que los niños
aprendan a rezar. Luego, pueden olvidarse, tomar otro camino; pero las primeras
oraciones aprendidas de niño permanecen en el corazón, porque son una semilla
de vida, la semilla del diálogo con Dios”, afirmó.
La
oración de los justos puede mucho ante el Señor, es poderosa porque atrae el
poder de Dios que da vida. Así, transforma nuestro corazón tantas veces de
piedra, en un corazón humano. Por ello la oración nos salva de nosotros mismos,
de nuestras ambiciones, pasiones, de los instintos de violencia y es una mirada
dirigida a Dios, para que vuelva a ocuparse del corazón del hombre.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y
Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)