OJOS NUEVOS
En
oportunidades pensamos ya hemos visto todo y nada puede sorprendernos.
La
misma vida se encargará de mostrarnos que siempre posee realidades que nos
habrán de sorprender e impactar.
Para
ello necesitamos tener la capacidad de mirar con ojos nuevos lo que nos va
tocando experimentar.
El
ser humano siempre posee la capacidad de sorprender a los demás con sus dichos,
con sus actitudes o con sus comportamientos.
Siempre
podemos tener la dicha de descubrir a alguien que nos ayuda a mirar más allá de
nosotros mismos y poder encontrarnos de cara a una realidad jamás habíamos
soñado podía existir.
Siempre
podemos encontrar a alguien que con su estilo de vida nos anima a cruzar
algunos límites y darnos de lleno con una realidad que ni sospechábamos podía
existir.
Si
miramos esa realidad con nuestros ojos de todos los días podemos encontrar
miseria, pobreza, dejadez u abandono.
Si
miramos esa realidad con ojos nuevos todo se nos cambia.
Lo
primero que se siente es una profunda vergüenza por habernos quejado tantas
veces injusta o desmedidamente.
Lo
segundo es un sentimiento que nos hace valorar inmensamente lo mucho o poco que
podemos poseer. Esto nos hace crecer una sensación de gratitud que no muchas
veces hemos experimentado.
Así
podríamos continuar transitando por sensaciones que nos tienen como
protagonistas.
Cuando
alguien nos ayuda a mirar con ojos nuevos todo se nos vuelve una lección que
hace a lo más fundamental de nuestra vida.
Tal
vez que no sean necesarias las importantes palabras ni las sesudas
consideraciones puesto que lo mirada con ojos nuevos se introducen a nuestro
ser por todos los sentidos y así se ganan en nuestro corazón.
Con
ojos nuevos no juzgamos el actuar de los otros sino que lo respetamos aunque no
lo podamos compartir.
Con
ojos nuevos no se ponen distancias sino que asumimos una actitud de cercanía
que, muchas veces, no llegamos a comprender plenamente.
Con
ojos nuevos crece la necesidad de hacer algo aunque sintamos la realidad nos
desborda o lo que hay que hacer se encuentra mucho más allá de nuestras
posibilidades.
Con
ojos nuevos crece en nosotros la alegría de poder ser válidos aunque siempre
perdure en nosotros una sensación de poco ante lo que vemos nos desafía.
Muchas
veces preferimos no ver con ojos nuevos y limitarnos a un mundo pequeño que nos
hace ilusionarnos de que es toda la realidad.
Muchas
veces preferimos no ver porque sabemos al hacerlo, necesariamente, algo en
nuestro interior se habrá de modificar.
Muchas
veces, parecería, nos conformamos con reiterar nuestra mirada aunque ello nos
pueda resultar ya aburridor que animarnos a mirar con ojos nuevos a situaciones
que nos pueden dejar incómodos.
Encontrar
a quien nos puede ayudar a mirar con ojos nuevos y dejarnos acompañar ha de ser
una de las experiencias más maduradoras que nos pueden suceder.
Cuando
podemos encontrar a alguien con esa capacidad sentimos debemos absorber todo lo
que nos llega de esa persona. Su entrega, su audacia, su coraje, su
disponibilidad, su alegría y su amor.
Cuando
alguien nos ayuda a ver con ojos nuevos debemos reconocer en ese alguien un
regalo de Dios puesto que, sin duda, con su cercanía nos ayudará a ser mejores
personas.
Padre Martin Ponce de Leon SDB