ANTE EL CUATRO DE JULIO

Padre Arnaldo Bazán

Las fechas patrióticas se han convertido en una buena excusa para salir de paseo, darnos un buen baño en el mar o simplemente olvidarnos de todo lo que sea trabajo y obligación.

¿No será esta una forma de ir rebajando el compromiso patriótico, hasta llegar a importarnos un comino quiénes fueron y qué hicieron los fundadores de nuestra nación? Y también, ¿quiénes son y qué hacen los que hoy están al frente de la cosa pública, con tal de que no se metan con nosotros?

UN REGALO QUE DEBEMOS MERECER


Cometería un gran error quien creyese que lo que hoy disfrutamos lo debemos única y exclusivamente al esfuerzo propio.

Estados Unidos, con solo poco más de doscientos años de historia republicana, debe en gran parte lo que hoy es a lo que hicieron aquellos que le dieron vida como nación independiente.

Ese es el principal significado de la celebración del "Cuatro de Julio". Si no les debiésemos nada ya podríamos olvidarnos y hasta hacer desaparecer de calles, plazas y monedas las figuras legendarias de los Washington, Jefferson, Hamilton, Franklin y otros muchos más que lucharon y expusieron sus vidas, junto a una pléyade innumerable de ciudadanos del montón, por hacer que Estados Unidos fuese hoy un país libre y soberano en toda la extensión de la palabra.

Este fue su regalo: dejar un país no solo con libertad y soberanía, sino con instituciones suficientemente sólidas como para que el verdadero desarrollo social y económico pudiera realizarse.

Los que vinieron detrás solo han tratado de completar su obra, pero sin ellos no tendríamos un país que todavía es asombro entre las naciones del mundo.

PATRIOTISMO ES CIVISMO


Se es patriota cuando nos duele la Patria, ese conglomerado en el que se incluyen no solamente su territorio, sino también la gente que la constituye y las instituciones que la dirigen.

Dolernos la Patria es preocuparnos por ella, es luchar por ella, es amarla y sentirla como parte de nuestro ser.

Creo que no hay quien haya definido mejor la función de la Patria que José Martí, al decir que ella debe ser "con todos y para el bien de todos". Esto que el apóstol de la libertad cubana decía se podría aplicar perfectamente a cualquier nación del mundo.

Todo verdadero ciudadano es aquel que sabe balancear el reclamo de sus derechos con el cumplimiento de sus deberes. Quien no lo hace podrá tener un pasaporte, y disfrutar de todas las ventajas de ser parte de una nación organizada y desarrollada, pero será siempre una rémora, un obstáculo, que poco a poco irá minando las posibilidades futuras del país de mantener lo que con tantas dificultades se ha logrado conseguir.

Por supuesto que si se tratara de unos pocos no sería un gran problema, pero, ¿no es cierto que son muchos los que miran solo sus conveniencias y les importa muy poco lo que sucede a su Patria?

Nadie podría dar cifras exactas, pero solo con mirar las cárceles atestadas de personas, y los otros muchísimos que no están en ellas porque no ha sido posible acusarlos y juzgarlos convenientemente, nos daríamos cuenta de que suman millones los ciudadanos deshonestos, aquellos que solo trabajan para perjudicar el buen desenvolvimiento de las actividades en la sociedad en que viven.

Estos que están en las cárceles o deberían estar en las mismas son, desde luego, los peores, pero para los ciudadanos de los que vengo realmente hablando no existen leyes que los condenen, por lo que, en realidad, no están cometiendo delito alguno.

Efectivamente, no hay ninguna ley que condene la apatía, el desgano, la falta de compromiso, el desinterés por todo lo que tenga que ver con el buen desenvolvimiento de la sociedad.

Ese conformismo que muchos ciudadanos padecen, por el que les importa un bledo todo lo que no sea su comodidad, su tranquilidad y su bienestar, no está penado por ninguna ley, pero los convierte, indefectiblemente, en parásitos sociales que están minando el futuro y haciendo posible que lo que con tantos desvelos otros han conseguido, ellos lo dejan perder por no estar dispuestos a luchar para mantenerlo.

LA PATRIA ES ARA, NO PEDESTAL


Tengo que volver a citar a Martí, ya que en el poeta, escritor y patriota cubano encontramos multitud de frases lapidarias que hablan directamente a la conciencia de todo hombre bien nacido, no importa su nacionalidad.

Y he aquí una de ellas: "La Patria es ara, no pedestal".

¡Qué profundidad encierran estas palabras! Pero, ¿a cuánta gente conmueve en los días presentes?

Muchos, desgraciadamente, lo que quieren es encaramarse en la Patria, usándola como trampolín, sirviéndose de sus instituciones para medrar, sin importarles que sus acciones la hundan.

¿No ha sido eso, precisamente, el quehacer de muchos políticos, militares y servidores públicos en una buena parte de los países del mundo?

Se llenan la boca para decir que están dispuestos a dedicar sus vidas al servicio de la Patria, pero lo que buscan, en realidad, es su propio interés.

Ara es altar en el que se derrama la sangre. Eso debe ser la Patria, un altar donde sacrificarnos por el bien de todos, donde ofrecer nuestro sincero y desinteresado servicio, donde presentar la ofrenda de nuestro esfuerzo por hacerla grande y fuerte.

Pero, no soñemos. Siempre los patriotas serán una minoría, como lo son los santos. Todos hemos sido llamados al patriotismo y a la santidad, pero solo unos pocos son los que están de verdad dispuestos.

Ante otro Cuatro de Julio una oración por nuestra nación, y la promesa de que lucharemos porque sus mejores valores y sus instituciones democráticas, lejos de morir, sigan robusteciéndose para el bien de todos, no importa que haya quienes no se la merezcan o hasta conspiren contra ella.

ARNALDO BAZÁN