VIENTO EN CONTRA
La
experiencia del viento en contra en nuestra vida es una realidad conocida por
todos.
Hay quienes han experimentado una brisa en contra
y ha sido más que suficiente para deber arquear el cuerpo y pugnar por avanzar
mientras la brisa se encarga de despeinarles.
Hay
quienes han experimentado un ventarrón en contra y ello ha sido más que
suficiente para arquear el cuerpo, estirar la cabeza hacia adelante y tratar de
avanzar mientras se busca conservar el equilibrio.
Hay
quienes han experimentado un ciclón que les ha hecho perder el equilibrio,
rodar y lastimarse mientras los intentos por levantarse resultan casi que
imposibles.
Todos
hemos tenido experiencias de viento en contra en nuestra vida.
Nada
ni nadie nos asegura que no se habrá de levantar el viento y soplar en contra.
Nadie puede tener asegurado el que en su vida siempre habrá viento a favor.
En
oportunidades somos nosotros quienes le damos al viento en contra una
intensidad mayor que la que verdaderamente posee. Como, también, hay quienes
actúan como si el viento en contra no existiese y continúan avanzando.
Muchas
veces es únicamente una brisa que levanta un poco de polvo que golpea en
nuestro rostro y nos creemos es un ventarrón de intensidad inmensa.
No
faltan aquellos que ante el primer viento en contra se ponen de espalda al
viento y continúan caminando sin tener en cuenta que están retrocediendo en su
camino pero ya no tienen más viento en contra.
Por
más intenso que sea el viento en contra jamás se puede perder de vista el hacia
donde se camina.
La
primera y más sencilla de las conductas es intentar creernos que al viento en
contra lo superamos con una simple postura corporal y tal cosa es un mero
engaño.
Siempre
debemos asumir que tenemos el viento en contra y tal cosa no es otra cosa que
una circunstancia pasajera.
Debemos
intentar acomodarnos de manera que el viento en contra no nos haga perder lo
que hace a nosotros y, mucho menos, perder de vista el rumbo de nuestro andar.
El
viento siempre intenta despojarnos de algo. Un gorro, una bufanda o cualquier
otra prenda. Como que, parte de su misión, es hacernos volar algo que no hace a
lo importante del ser cada uno de nosotros.
En
oportunidades, cuando es muy intenso, hace perder trozos de piel puesto que
ellos quedan en el camino a raíz de los revolcones causados o heridas en el
corazón por causa del golpe recibido.
Lo
verdaderamente importante no es temerle al viento en contra ni vivir esperando
aparezca sino vivir con la certeza de que, en algún momento, habrá de aparecer
y deberemos enfrentarlo de la mejor manera posible.
Sea
de la intensidad que sea siempre podemos hacerle frente con nuestra realidad
personal. Todos tenemos capacidades como para ello.
Una
de las realidades que llama mi atención es el hecho de que cuando el viento se
pone en contra parecería como que todo se encarga de hacernos saber que estamos con viento en
contra.
Son
esos momentos de la vida donde todo se encarga de golpearnos y nunca aparece
esa brisa a favor que podría darnos un respiro. En tal situación desde nuestro
interior hacemos que el viento en contra adquiera una importancia tal que, desde
la visión de otros, no pasa de ser una
brisa.
No
esperemos una existencia sin viento en contra.
Vayamos
adquiriendo esos valores que nos han de ayudar a que, cuando aparezca, no nos
impida continuar avanzando.
No
tengamos miedo de perder algo que hace a lo circunstancial. Tengamos mucho
cuidado de no perder de vista el hacia dónde vamos y el camino que debemos
transitar.
El
viento en contra jamás nos puede hacer renunciar a lo que hace a nuestro ser
quienes somos y, por ello, perder nuestra esencia.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB