Voz del Papa
Otro virus: la desigualdad
José Martínez Colín
1) Para saber
Se
cuenta que una señora le preguntó a su marido: —Querido, ¿qué harías si me
muriera?
—Ahora
sí empezaría a ahorrar —contestó su esposo.
A
veces pasa lo contrario, es el esposo el que gasta y su mujer la que ahorra. Vivir
la virtud de la pobreza está en saber cuidar de los bienes que tenemos. La
Creación, recordó el Papa Francisco, se nos confió para cuidarla. La Sagrada
Escritura relata que la tierra se nos dejó para cultivarla y cuidarla, como el
jardín de todos. La cultivamos cuando la trabajamos, y la cuidamos cuando la protegemos
y preservamos.
Un
elemento clave de nuestra relación con los bienes terrenos es que los frutos de
la tierra lleguen a todos. Somos administradores de la tierra. Como dice el
Catecismo de la Iglesia: “La propiedad de un bien hace de su dueño un
administrador de la Providencia para hacerlo fructificar y comunicar sus
beneficios a otros” (n. 2404).
2) Para pensar
Los
reyes católicos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, a fines del siglo
XV, consiguieron la unión territorial bajo una corona de para formar lo que hoy
es España. La reina Isabel se caracterizó por su sobriedad y buena
administración, entre otras cualidades. Mucho se lo debía a su confesor Fray
Hernando de Talavera. Siempre recordó los dos consejos que le dio: Primero,
saber que representaba a Dios en su reino, y debía de ser justa y
misericordiosa. Segundo, que moderara sus gastos todo lo posible, tanto en la
vida pública, como en la privada. Ambos los vivió durante su reinado.
Tras
su muerte se comprobó su austeridad. Por ejemplo, guardaba los pedazos de tela
sobrantes de cuando les hizo las faldas a sus hijas, para poder utilizarlos.
Ello se reflejó en la estabilidad monetaria y en incrementar las rentas sin
aumentar los molestos impuestos.
Una
actitud para hacernos pensar si sabemos cuidar nuestras posesiones.
3) Para vivir
El
confinamiento ha puesto de relieve, comenta el Papa, otro virus muy peligroso
que es necesario luchar por erradicarlo: la desigualdad social. Pues aunque
algunos pueden trabajar desde casa, para otros muchos esto es imposible.
Ciertos niños pueden seguir recibiendo su educación escolar, pero para
muchísimos otros se ha interrumpido.
La
desigualdad suele ser fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde
de los valores humanos fundamentales. Su raíz es el pecado de querer poseer y
dominar la naturaleza y al mismo Dios. Pero este no es el diseño de la
creación. Las propiedades y el dinero son instrumentos buenos. El peligro está
en convertirlos en fines, pues convierten al hombre en un individualista y
dominador, excluyendo a millones de personas de los bienes primarios. Nos
olvidamos de que, siendo creados a imagen y semejanza de Dios, somos seres
sociales, creativos y solidarios, con una inmensa capacidad de amar y compartir
al modo de Jesús.
De
una crisis o salimos mejores o salimos peores, volvió a recordar el Papa. Si
cuidamos los bienes que el Creador nos dona, si ponemos en común lo que
poseemos para que a nadie le falte, entonces habrá esperanza de regenerar un
mundo más sano y más justo. Así, de esta crisis, saldremos mejores.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero (UNAM) y Doctor en Filosofía
(Universidad de Navarra). (articulosdog@gmail.com)