DE DIOS PARA NOSOTROS
Quizás
alguno pueda no estar de acuerdo con una afirmación que habré de realizar un
poco más adelante en este artículo.
Porque
me dirán que la Biblia es el relato de la experiencia religiosa de un pueblo.
Porque
me dirán que la Biblia es un conjunto de libros que manifiestan la relación de
los hombres para con Dios.
Porque
me dirán que la Biblia es un conjunto de libros con diversos géneros
literarios.
Porque
me dirán que la Biblia es la historia de la salvación realizada por Dios con la
humanidad.
Sin
duda que cada una de tales afirmaciones poseen verdad pero………..
No
podemos empobrecer el contenido de la Biblia leyéndolo como un libro pleno de
pasado.
No
podemos empequeñecer su contenido limitándonos a una serie de sucesos más o
menos históricos.
No
podemos limitarnos a encontrar allí una serie de enseñanzas propias de un
tiempo remoto.
Por
ello es que, quizás, no estén de acuerdo con que diga que la Biblia es una
prolongada carta de amor que Dios ha escrito a los hombres.
Una
carta escrita con el corazón en la mano.
Donde
se nos manifiesta con sus mejores palabras.
Palabras
que no ocultan sus vivencias. Dolor, gozo, compasión y alegría.
Palabras
que constantemente dejan entrever su fidelidad.
Fidelidad
que va mucho más allá de las infidelidades de los hombres.
Fidelidad
que Dios siempre invita a mirar para superar nuestras claudicaciones.
Fidelidad
que nos permite renovar un voto a la esperanza y a la confianza.
Pero
volviendo a la carta de amor escrita por Dios debemos decir que todos sus
renglones desbordan compasión.
Dios
siempre se está poniendo en nuestro lugar por más que nosotros siempre estemos
buscando ponernos en su lugar.
Él
lo hace por compasión, nosotros lo hacemos por egoísmo y comodidad.
Dios
nos hace saber de su amor que siempre, porque es verdadero amor, siempre nos
comprende y respeta.
Dios
nos acepta tal como somos y ello nos lo demuestra en cada una de las páginas de
su prolongada manifestación de amor.
Muchas
veces a esta compasión la malentendimos y pretendimos suponer a Dios similar a
nosotros.
En
este proceso de asimilación trasladamos a Dios nuestras características.
Le
atribuimos actitudes muy humanas como si Él fuese uno más con nosotros.
Toda
su carta deja traslucir una misericordia que no se agota en los límites de lo
escrito.
Una
carta en la que no duda rubricarla con el sacrificio liberador de su Hijo.
En
esas páginas todo su amor aparece a flor de piel.
Con
mayor intensidad que en ningún otro lado habla de cercanía y acompañamiento.
Con
mayor fuerza que en todos los renglones anteriores dice de perdón y ayuda.
Por
ello es que debemos adentrarnos en los renglones de dicha carta no para
conformarnos a saber lo que dice sino para dejarnos cuestionar por lo que nos
dice.
Sin
miedo debemos animarnos a intentar contestar vitalmente lo que Él nos dice desde cada uno de los
trozos que podemos leer.
Por
ello es que la Biblia es una carta escrita para el presente por más que haga
referencia a hechos cargados de historia.
Son
hechos que deben servir para iluminar nuestra historia personal y ayudarnos a
vivirla de la mejor manera posible.
Dios
nos dice que es fiel, compasivo, misericordioso, que desborda de amor por cada
una de sus criaturas pero es justo.
No
es un alguien que justifica todas nuestras conductas.
Tampoco
es un alguien al que le es indiferente lo que hagamos.
Dios
porque nos ama es justo.
Quiere
para cada uno de nosotros lo mejor y está dispuesto a ayudarnos siempre que se
lo solicitemos pero ello no quiere decir que sea un tonto.
Padre
Martin Ponce de Leon SDB