ME
DUELE LA IGLESIA
Padre
Pedrojosé Ynaraja Díaz
Sí, la esposa
amada de Cristo mi salvador y motivo de mi felicidad, en la que estoy sumergido
y no pienso abandonarla. Tal adhesión no implica que ignore sus defectos y
yerros de los que quisiera se
desprendiese.
Mis primeros
comentarios se referían a la burocracia.
Tal particularidad es muy propia de cualquier institución que se precie. Su
presencia la muestran en complejos organigramas que asombran. Por si alguien lo
ignora me limito a copiar la definición: “es la representación gráfica de la
estructura de una empresa o cualquier otra organización, que incluye las
estructuras departamentales y, en algunos casos, las personas que las dirigen,
hacen un esquema sobre las relaciones jerárquicas y competenciales de vigor”.
No se olvide que aunque mis comentarios sean generales, en mi mente navega
siempre la Iglesia, pese a su lastre. Un bien organizado y presentado
organigrama satisface a quien lo publica, pero generalmente, irrita a quien lo
observa con detenimiento. Descubre uno que los nombres se repiten en diferentes
lugares y piensa entonces, entre tantos miembros que las estadísticas de la
sociedad le atribuyen ¿solo estos pocos son capaces de colaborar en su
presidencia? . Los demás ¿no estarán tristemente
marginados?. Piensa uno cuando en el seno de la
primitiva comunidad cristiana surgió un complejo problema, el de la justa
distribución de los bienes entre los fieles de las comunidades de cultura
griega y aramea, decidió Pedro que de ello se responsabilizase no uno de los
apóstoles, Juan era un jovencito con inquietudes, Bartolomé un especulativo,
Mateo un funcionario, Tomás un hábil receloso científico…. ¿reconocería el Colegio apostólico su
incapacidad y buscaría ayuda fuera? Pues sí, acudieron a la colaboración de
gente nueva y escogieron a los diáconos.
Me refería en
otro artículo a la tecnología. No puedo acabar hoy ni brevemente, este aspecto.
Me limito a señalar la importancia que se da a los diseñadores gráficos, por
descontado digitales.